Comunidad
Jesús amaba tanto a su familia que, cuando llamó a sus primeros discípulos para que estuvieran con él, quería volver a crear algo que se pareciera mucho a su familia y creo la Iglesia, una familia espiritual donde se vive como hermanos y hermanas. Y cuando, hace cincuenta años, todos los obispos del mundo se reunieron en Roma para reflexionar juntos sobre la comunidad cristiana, escribieron que la familia es precisamente una pequeña iglesia.
¡Tenemos suerte! El Papa nos enseña que tenemos dos casas para vivir unidos y experimentar la presencia del Señor: la familia y la parroquia. Y quiere que las dos tengan abiertas sus puertas de par en par para poder acoger a todos, para que nadie quede excluido del milagro de la fraternidad.
En los Evangelios, la asamblea de Jesús tiene la forma de una familia y de una familia acogedora, no de una secta exclusiva, cerrada.
Sí, el Señor, si nos ponemos en sus manos, nos hace hacer milagros —¡pero esos milagros de todos los días!— cuando está el Señor, allí, en esa familia.