Mundo En el último capítulo del catecismo sobre la familia, el Papa Francisco se dirigió a todos los hombres y mujeres de la tierra, cristianos y no cristianos. Dijo que tenemos que vivir como una misma familia, que podemos y debemos amarnos unos a otros como se aman los esposos o los hermanos y hermanas.
El Papa sabe que en casa esto es a menudo difícil y aún más, entre los pueblos y las naciones; pero recordó a todos que el Señor no abandona a sus hijos, incluso cuando se rebelan contra Él. Siempre nos cuida, nos apoya, nos da a su Hijo para salvarnos de la enfermedad del pecado, nos bendice para que podamos vivir juntos como una misma familia. Este es su proyecto, esta es su promesa.
Cristo, nacido de mujer, es la caricia de Dios sobre nuestras llagas, sobre nuestros errores, sobre nuestros pecados.
Quienquiera que se deje conmover por esta visión, independientemente del pueblo, la nación o la religión a la que pertenezca, ¡póngase en camino con nosotros! Será nuestro hermano y nuestra hermana