Un camino penitencial adecuado que permita el acceso de los divorciados casados por segunda vez, a los sacramentos de la Eucaristía y de la Reconciliación. Habló de ello Monseñor Vincenzo Paglia, presidente del Pontificio Consejo para la Familia, en Orléans, en el discurso que pronunció para "Familles: fragiltés et Espérance", el congreso organizado por la diócesis de la ciudad el pasado 18 de abril.
Según monseñor Paglia, “desarrollar un proceso de este tipo es, sin duda, un camino que hay que recorrer y profundizar. Con un especializado grupo de teólogos, juristas y expertos en pastoral, desde hace unos meses estamos estudiando esta perspectiva. Y muy pronto presentaremos a todos las conclusiones de la investigación. Mientras tanto, se puede decir que el hipotético "camino penitencial" se ha de aplicar en los casos particulares y siempre dentro de un camino responsable de la vida cristiana. Así que no está dirigido a todos de forma indiscriminada, incluso si ésta parece ser la expectativa de la prensa. Y de todos modos - dijo Su Excelencia – preferiría que se tratará de una via discretionis, es decir, de un proceso de discernimiento que también implica un camino penitencial. Este camino ha de tener un carácter "público", es decir, que sea acompañado por el obispo o por quien él delegue. Esto me parece un paso decisivo, porque así estamos seguros de evitar cualquier subjetivismo. Dentro de este marco será posible evaluar las intenciones de la pareja y las razones que la llevaron a solicitar el acceso a este camino. En cualquier caso, es indispensable que la pareja divorciada que se ha vuelto a casar que se presenta pueda integrarse en la vida de la comunidad. Son sólo unas breves observaciones. Pero una cosa está clara: no se trata de encontrar una regla de oro que nos pueda dispensar de la grave responsabilidad de hacernos cargo de las situaciones humanas y espirituales a menudo dramáticas y no siempre fáciles de resolver".