"Una robusta inyección del espíritu familiar". Una mirada atenta a la vida cotidiana de los hombres y de las mujeres de hoy muestra inmediatamente la necesidad que hay en todas partes de ella. Dijo el Papa Francisco esta mañana en la Plaza de San Pedro durante la audiencia dedicada al espíritu familiar. Después de invitar a todos a acompañar el recorrido sinodal con la oración, el Papa subrayó que en la sociedad actual "el estilo de las relaciones civiles, económicas, jurídicas, profesionales, de ciudadanía" aparece "muy racional, formal, organizado, pero también muy "deshidratado", árido, anónimo". He aquí porqué "la familia abre para toda la sociedad una perspectiva más humana": todos, dijo, "somos conscientes de lo insustituible que es la atención familiar a los miembros más pequeños, más vulnerables, más heridos y aún los más devastados por las conductas de sus vidas. En la sociedad quien practica estas actitudes, las ha asimilado del espíritu familiar y no de la competición y del deseo de autorrealización".
Sin embargo "la familia no solo no tiene reconocimiento adecuado, sino que ¡no genera más aprendizaje! A veces se diría que, con toda la ciencia y la técnica, la sociedad moderna todavía no es capaz de traducir estos conocimientos en formas mejores de convivencia civil". En este punto exacto, "la Iglesia distingue hoy, el sentido histórico de su misión acerca de la familia y del auténtico espíritu familiar: comenzando por una atenta revisión de vida, que se refiere a sí misma. Se podría decir que el “espíritu familiar” es una carta constitucional para la Iglesia".
Si Pedro, explicó el Papa, "fue llamado a ser ‘pescador de hombres’; y para esto se necesita un nuevo tipo de redes. Podemos decir que hoy las familias son una de las redes más importantes para la misión de Pedro y de la Iglesia. ¡No es esta una red que hace prisioneros! Al contrario, libera de las aguas malas del abandono y de la indiferencia".
