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Moldavia: un signo para las familias    versione testuale


El primer “consultorio familiar católico” en el centro de Chisinau, capital de la Moldavia. Es este el nuevo proyecto de la Fundación Regina Pacis a servicio de las familias, en tutela de la vida, en soteño de los discapacitados, junto a quien vive situaciones de malestar social.

La estructura fue inaugurada en los días pasados, presente también Carlo Casini, el padre histórico del Movimiento para la vida, y Tonino di Matteo en representantica del Movimiento Cristiano Trabajadores, que apoyó la creación de la obra. Estaba presente también el Embajador de Italia Enrico Nunziata y el representante del Gobierno local. El consultorio es una obra que pone la atención sobre la familia y “esto pasa- dijo el Obispo de Chisinau mons. Anton Cosa- en el año en el cual Papa Francisco indujo el Sínodo de los Obispos para la familia. La iglesia Católica moldava siente la necesidad urgente de revivir el valor de la familia, en una tierra donde la disgregación familiar es alta, además de tener una visión premurosa de la vida humana.
Además, como enseña Papa Francisco, puedo decir que con este estructura tocamos y servimos la carne del pueblo moldavo que sufre”.
La Moldavia tiene cifras preocupantes: 150.000 minores lejos de la familia a causa de la inmigración, un terso de los matrimonios hechos cada año termina con el divorcio, la vida no viene absolutamente respetada desde la concepción y el aborto es usado como forma anticoncepcional, el dramático primado de suicidios de minores y de hombres, además el fuerte malestar de la pobreza que implica buena parte de la populación. “La familia es el tejido conectivo de un pueblo y condición de un progreso civil que abre sucesivamente las puertas a la Europa” dijo Carlo Casini, diciendo además: “ una Europa verdadera es una Europa en la cual el tejido conectivo son las familias. Devolver la familia a la Europa significa devolver a la Europa su verdadera obra de arte”.
El Movimiento Cristiano Trabajadores quiso este consultorio como “un pequeña semilla sembrada en una tierra probada y afectada en su corazón, la familia, con una fuerte emigración femenil y miles de niños dejados solos en la calle o a los padres con efectos devastadores. Un proyecto de ayuda a las familias moldavas sostenido por los “trabajadores italianos que aunque si es un periodo dificilísimo para ellos y para sus familias, no han perdido el sentido del don”.
 
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