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Il 1° Cardenal de Haiti   versione testuale
Encuentro de Mons. Vincenzo Paglia e nuevo Cardenal, Chibly Langlois Obispo di Les Cayes (Haiti)


Con un caloroso saludo de bienvenida al Cardinal Chibly Langois, Obispo de Les Cayes, Haiti, el Presidente del Pontificio Consejo para la familia se felicitó por la nomina a Cardenal, compartiendo la felicidad de la decisión del Papa a demonstración de su apoyo singular y de la preocupación para los pobres y sus familias en el amado país de Haití.
 
Su Eminencia compartió la enorme felicidad del pueblo haitiano y de las familias a la noticia de su nomina. Comentó sobre el hecho que, aunque si hoy están todavía asustados por las consecuencias del tremendo terremoto, el pueblo haitiano tiene siempre una fe maravillosa y indestructible en el Señor y tiene un sentido muy grande de gratitud y felicidad. Por lo tanto, el anuncio llegó a ellos como una fuente de júbilo nacional. Además, el Cardenal informó que el anuncio de su nomina por parte del Santo Padre coincide, gracias a la providencia, con el cuarto aniversario del terremoto que ha golpeado Haití el 12 de enero 2010.
El Presidente Mons. Paglia se informó sobre la situación de las familias en su país y en su diócesis. Contestando, su Eminencia observó que, a una pobreza generalizada, se agrega la situación de las familias de Haití que están agravadas por un índice muy bajo de desocupación. Por tales razones, muchos miembros familiares están obligados a emigrar y proveer, en este modo, a las primeras y urgentes necesidades de las familias. La mayoría de las familias de Haití es ,de este modo, dependiente de la “diáspora” haitiana. Desafortunadamente, ha dicho el Cardenal, mientras incontables miembros de familiares, entre los cuales maridos, padres y también esposas y madres, están obligados a dejar sus casas, conyugues e hijos, las relaciones familiares sufren enormemente, y la separación física por tanto tiempo de los esposos a veces pueden conducir a la infidelidad y a la rotura de un matrimonio.
Hay una nota positiva en todo esto, las familias reciben de hecho un fuerte apoyo del sacrificio encomiable de los familiares que están lejos de casa.
He hecho, dijo el Cardenal, sus esfuerzos sus sufrimientos permiten de evitar, a los miembros y los niños de sus familias, una situación de pobreza mucho más grave, en cuanto ofrecen sus innumerables oportunidades para la salud, el desarrollo, la educación y para una vida con más digno.
El Cardenal observó también que el bien proveniente de la inmigración de Haití hace más que hacer una esplendida asistencia a sus familias, porque su grande fe y su amor por Dios terminan también por ejercitar una fuerte y positiva influencia en la sociedad y en las familias al exterior.
Su Excelencia exprimió también su apoyo a las familias haitianas, felicitándose con ellas por su sentido de unidad familiar, que como testigos de la sociedad, es un antídoto al individualismo que tanto amenaza las instituciones del matrimonio y de la familia. En fin Su excelencia exprimió su propia cercanía a todas las familias pobres y a los tantos miembros que, con mucho sacrificio al exterior, trabajan para sostener sus queridos y proveer a sus necesidades.
 
 
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