Abrió sus trabajos marcada por una profunda preocupación ante el crecimiento del narcotráfico en el país. Así el 5 de mayo, iniciaba en Buenos Aires, la Asamblea plenaria de los obispos de la Conferencia episcopal argentina. Entre los temas centrales de la plenaria destacan la pastoral de la familia en vista del Sínodo extraordinario, la Evangelii Gaudium, el análisis de la realidad pastoral y social y la preparación del Bicentenario, en el 2016, con la convocatoria de un Congreso eucarístico nacional, en Tucumán. Interpelado por los periodistas sobre los temas tratados en la asamblea, el presidente monseñor José María Arancedo afirmó que “no podemos acostumbrarnos a convivir con el delito de la droga y con la violencia, y menos aún, a ser indiferentes. La Virgen de Guadalupe nos obliga a comprometernos en construir una sociedad más solidaria y a continuar siguiendo su ejemplo: un compromiso misionero para toda la Iglesia latinoamericana”. La Asamblea de los obispos, el año pasado, había ya exhortado al gobierno a dar prioridad al grave problema social de la droga, definiéndola como una “tragedia que destruye a las familias”. La asamblea de este año, concluyó el pasado 10 de mayo, a pocos días de las celebraciones por la Independencia, el 25 de mayo.