Mons. Anatrella en una entrevista invita a que se amplíe la comprensión de los objetivos del Sínodo
"Una visión simplista, muy extendida en el debate social, puede desarrollarse y penetrar insidiosamente en el pensamiento actual en el Sínodo sobre la familia a través del cliché ‘todo o nada‘. Esta es la forma en la que se desarrollan políticas relacionadas con los homosexuales, las mismas que han conducido, en Francia o en el extranjero, a las uniones civiles o al matrimonio homosexual. En lugar de ‘todo o nada‘, la cuestión debe permanecer abierta y dejar lugar a la reflexión psicológica y a la evaluación moral". Así es como monseñor Tony Anatrella, psicoanalista y especialista en Psiquiatría Social además de consultor del Pontificio Consejo para la Familia y del Pontificio Consejo para la Salud, se expresó en una reciente entrevista con Zenit sobre la percepción mediática de los temas relacionados con el Sínodo de obispos.
"Los divorciados casados de nuevo tienen su lugar en la Iglesia. Ellos no están excomulgados, como repiten ciertos medios de comunicación. Pero, por diversas razones, no pueden recibir los sacramentos ni realizar funciones eclesiásticas, ya que no viven en coherencia con el sacramento del matrimonio. En la Iglesia hay muchas maneras de resolver este difícil problema, cuando es posible. El discernimiento en el campo de la aplicación pastoral está bajo la supervisión del obispo. Esto es para evitar caer en la "subjetividad" o en el "relativismo moral", y no para hacer de ello una regla general aplicable a todas las circunstancias". En cuanto a las uniones homosexuales, otro tema transmitido fuertemente por los medios de comunicación, "los sacerdotes siempre han tenido una actitud de misericordia y compromiso para iluminar las mentes de las personas que se encuentran en situaciones difíciles."