En la encíclica "Laudato si‘" el Papa Francisco habla de la familia como "el lugar dónde se construye una cultura de la vida compartida y del respeto a lo que nos rodea"
El Santo Padre exalta la "importancia central" de la familia, como "el ámbito donde la vida, don de Dios, puede ser acogida y protegida de manera adecuada contra los múltiples ataques a que está expuesta, y puede desarrollarse según las exigencias de un auténtico crecimiento humano. Contra la llamada cultura de la muerte, la familia constituye la sede de la cultura de la vida". El Papa Francisco también habla de la familia en la encíclica "Laudato si’‘‘ que fue presentada hace unos días. La sitúa entre los “ámbitos educativos" junto a la escuela, los medios de comunicación, la catequesis, etc... Si "una buena educación escolar en la temprana edad coloca semillas que pueden producir efectos a lo largo de toda una vida", es en la familia, escribe el Papa, dónde "se cultivan los primeros hábitos de amor y cuidado de la vida, como por ejemplo el uso correcto de las cosas, el orden y la limpieza, el respeto al ecosistema local y la protección de todos los seres creados. La familia es el lugar de la formación integral, donde se desenvuelven los distintos aspectos, íntimamente relacionados entre sí, de la maduración personal".
En la familia, leemos en el mismo párrafo, el 213, " se aprende a pedir permiso sin avasallar, a decir «gracias» como expresión de una sentida valoración de las cosas que recibimos, a dominar la agresividad o la voracidad, y a pedir perdón cuando hacemos algún daño. Estos pequeños gestos de sincera cortesía - se lee finalmente- ayudan a construir una cultura de la vida compartida y del respeto a lo que nos rodea".
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