El Papa Francisco invita a las familias a abrirse renovando su fe en la Palabra del Señor
Una familia alegre, dispuesta a enseñar a sus hijos todas las acciones que sirvan para ayudar y para vencer el mal, en "toda nación, religión o región" y que sean testigos de que "el Espíritu está vivo y actúa".
Esta es la familia descrita por el Papa Francisco durante la Santa Misa de clausura del VIII Encuentro Mundial de las Familias, el Domingo 27 de septiembre en el Benjamin Franklin Parkway de Filadelfia, ante más de un millón de personas. La familia - dijo el Papa - es Iglesia doméstica donde la vida crece en la fe ya que es "moldeada por el amor". También es el lugar donde experimentamos que la fe y la santidad están ligadas a los actos más simples que pueden abrir una "ventana a la presencia operante del Espíritu". Son gestos de "madre, abuela, padre, abuelo, hijo, hermano. Son gestos de ternura, de afecto, de compasión. Gestos como el plato caliente que uno encuentra para cenar, lo mismo que el desayuno preparado muy temprano para saber que alguien nos acompaña al levantarnos al amanecer. Son gestos familiares. La bendición antes de ir a dormir y el abrazo al regresar después de un largo día de trabajo. El amor se expresa en las cosas pequeñas, en la atención que se da a los detalles de todos los días que hacen que la vida siempre tenga sabor de hogar". El Papa dirigiéndose a los presentes en la celebración, por último preguntó "en mi casa, ’se grita o se habla con amor y ternura? Es una buena manera de medir nuestro amor", que nos recuerda nuestra misión de profetas y sobre todo lo importante que es que cada uno de nosotros esté abierto al milagro del amor para el bien de su familia y de todas las familias del mundo, y que podamos abandonar "¡el escándalo de un amor mezquino y desconfiado, encerrado en sí mismo, que no tiene paciencia con los demás!"