Partir de la misericordia y luego aplicar los principios. Este es el objetivo que invita a alcanzar, en el debate sinodal, el Padre General de los Jesuitas, miembro de la comisión que preparará el Informe Final de la Asamblea
Al Padre Adolfo Nicolás, Padre General de la Compañía de Jesús, no le cabe la menor duda: para hacer que converjan la teoría y la misericordia, en apariencia tan antitéticas, hay que "crear un espacio de misericordia en el derecho. Ya que el derecho tal y como lo tenemos hoy, en la Iglesia, no siempre es misericordia. Tiene principios, el derecho, ha de ser claro. La misericordia, sin embargo, no es clara, posee siempre una ambigüedad, ya que no es posible conocer profundamente el corazón humano, sus debilidades. La caridad no se puede normativizar. Me acuerdo que Pablo VI decía a los sacerdotes: estos son los principios, pero por favor, sed pastores, acompañad a las personas en sus realidades. Otros decían y dicen: hay que ser pastores, pero estos son los principios. Aparentemente es lo mismo, pero se ha invertido el orden".
Así lo afirmó el Padre General de los jesuitas en una entrevista con el Corriere della Sera. Dicha entrevista está totalmente centrada en el Sínodo y se la presentamos como la precursora de un dossier sobre la Asamblea de los obispos que narra, sobre todo con las declaraciones de algunos de sus protagonistas (el Cardenal Shönborn, el Cardenal Di Nardo, Monseñor Phiri), las jornadas del 6 y 7 de octubre. El Padre General de los Jesuitas, uno de los miembros del comité que ha sido designado por el Papa para escribir el Informe final del Sínodo, habló a continuación del estilo adoptado por el Santo Padre, siempre en camino con los demás, nunca por sí solo, "Por supuesto, solo podría ir más rápido. Podría ser una "estrella", especialmente ahora que cuenta con el apoyo de la gente. Pero él no quiere. No le interesa ser una "estrella" y, si caminas solo, luego viene la resaca. Sin embargo, el Papa Francisco quiere caminar con los obispos, saber lo que piensan, convencerlos a través de estas experiencias sinodales. Él quiere el bien de la Iglesia, y la Iglesia necesita tiempo para cambiar ".