"Este es un lugar repleto de la belleza de la familia, contra las ideologías, pero no contra las personas. Reunirnos es la única forma civilizada y honesta para mostrar el verdadero sentimiento común de los italianos". Con estas palabras, Massimo Gandolfini, líder del Comité "defendamos a nuestros hijos", inauguró el Family Day, que el Sábado, 30 de enero, reunió a cientos de miles de familias en el Circo Máximo.
Mientras que el proyecto de ley Cirinnà – que introduce las uniones civiles entre personas del mismo sexo y la stepchild adoption, es decir, la posibilidad de adoptar el hijo de la pareja - se está debatiendo en el Senado, un pueblo silencioso, pero firme en sus valores, ha venido de todas las partes de Italia para no perderse un evento clave, una oportunidad para "decir no" a un proyecto de ley que, como continuó diciendo Gandolfini, "debe ser interrumpido". "La familia no puede ser la última institución y la más descuidada, cuando la verdad es que es ella la que sostiene a toda la sociedad italiana. Y sin embargo, en nuestro País un millón y 420 mil familias están por debajo del umbral de la pobreza". En cuanto a los derechos de las uniones civiles, Italia, según el portavoz del Family Day, no está a la zaga en Europa, sino que es más bien "un faro" y un "pionero para que se mantenga la civilización y el respeto por el niño, para que éste pueda vivir con un padre y una madre". En el pódium, con el lema "Prohibido desechar a la familia" estaban los miembros del comité "Defendamos nuestros hijos". "Hoy habéis cambiado la historia de este País. Una plaza tan repleta como ahora - dijo Mario Adinolfi, director de "La Croce" - nunca se había visto, con nosotros, pobres, sin nada, hemos podido apoyar la organización. Un pueblo considerado como disperso e irrelevante se manifiesta hoy gracias a vosotros. El Palacio os escucha: los únicos derechos civiles son los de los niños, sin embargo el proyecto de ley quiere poner un precio al útero de la mujer". Dirigiéndose a los participantes, Marco Invernizzi de la Alianza Católica hizo esta advertencia: "Os dirán que sois anacrónicos. No los creáis: sois el amanecer que está naciendo en un mundo que muere sepultado por sus vicios y sus pecados". Esto fue repetido por Emanuele Di Leo, presidente de la Steadfast Foundation, que planteó esta pregunta: "’Somos retrogradas porque no queremos explotar a las mujeres o comprar y vender niños? Entonces muy bien. Al final de 1.800 en Italia la homosexualidad fue despenalizada, un siglo antes que en Inglaterra, Alemania y Suecia. No somos nosotros los retrógradas, y estamos aquí para decir "Levántate Italia". El presidente de Juristas para la vida Gianfranco Amato dijo que "algunos conceptos no son ni derecha ni izquierda, ni laicos ni religiosos: son conceptos de naturaleza y nos pondremos en pie para defenderlos". "Demasiados niños nacidos a partir de una probeta o cultivados en el útero de una madre desconocida no saben en qué tumba tienen que llorar por sus padres", subrayó Toni Brandi, presidente de Pro Vida, organización sin fines de lucro. Marco e Irene Griffini, de la Asociación amigos de los niños, recordaron a los niños abandonados en el mundo, "Más de 168 millones de niños abandonados en el mundo están pidiendo a gritos: Quiero un papá, quiero una mamá, quiero ser hijo", dijo la pareja haciendo hincapié en la importancia de las "buenas prácticas", como la adopción y la custodia, en las familias fundadas en el matrimonio entre un hombre y una mujer. La escritora Constanza Miriano subrayó que "las leyes que hieren a la familia hieren a toda la humanidad" y que "como cristianos tenemos el deber de alzarnos, no con ira, sino como resucitados". A su vez el ex presidente del Foro de las Asociaciones familiares y asesor del Foro Nacional Simone Pillon remarcó que "la alternativa a la familia es la soledad. 75% de las personas en Suecia viven solas: Italia no está detrás, Italia está por delante". Por último, la feminista americana Jennifer Lahl centró su discurso en la maternidad subrogada, "explotación de las mujeres, que hace de ellas esclavas y las trata como productoras de niños poniéndoles un precio". En California, "capital mundial del turismo reproductivo", en la actualidad, dijo Lahl, hay dos mujeres que llevan en su vientre a tres niños por encargo de "clientes": "Ahora a ambas se les pide que terminen con el embarazo de uno de los niños puesto que ya no lo quieren. Las madres están bajo presión para matar al niño, simplemente porque los padres que se los encargaron ahora solo quieren dos y no tres".