El discurso del Papa Francisco a los participantes del curso de formación del Tribunal de la Rota Romana
"Lo que nos interesa más respecto a los separados que viven en nueva unión es su participación en la comunidad eclesial”. De esta manera, la Iglesia, "que es madre", "quiere mostrar a todos el rostro de Dios fiel a su amor, misericordioso y siempre capaz de volver a dar fuerza y esperanza". El Papa Francisco dirigió estas palabras, el sábado12 de marzo, en el Aula Pablo VI, a los participantes del curso de formación organizado por el Tribunal de la Rota Romana sobre el nuevo proceso matrimonial y sobre el procedimiento super rato.
"Muchos fieles - dijo el Papa - sufren a causa del fin de su propio matrimonio y, con frecuencia, se sientes oprimidos por la duda acerca de si era válido o no", añadiendo que, "en muchos casos encontraban dificultades para acceder a las estructuras jurídicas eclesiales a la vez que advertían la exigencia de que estos procedimientos fuesen simplificados". Para impulsar a la Iglesia a hacerse "aún más cercana a estos hijos suyos, que tienen un deseo legítimo de justicia", continuó el Papa, son necesarias “la caridad y la misericordia, así como la reflexión sobre la experiencia". Asimismo recordó que "el 15 de agosto del año pasado fueron promulgados los documentos Mitis Iudex Dominus Iesus y Mitis et Misericors Iesus, que han cosechado los frutos del trabajo de la comisión especial instituida el 27 de agosto de 2014". Concretamente, ha sido abolida la doble sentencia conforme y ha iniciado el llamado proceso breve, poniendo en el centro la figura y el papel del Obispo diocesano, o del Eparca en el caso de las Iglesias orientales, como juez de las causas.
A la luz del hecho de que "para tanta gente, que ha vivido una experiencia matrimonial infeliz, la verificación de la validez o no del matrimonio representa una importante posibilidad", estas personas según la opinión del Papa "deben ser ayudadas a recorrer este camino con la mayor facilidad". Finalmente el Papa Francisco animó a los participantes a "hacer fructificar lo aprendido" y a comprometerse en favor de la justicia: “Os exhorto a no vivirlo – concluyó- como un oficio o, peor todavía, como un poder, sino como un servicio a las almas, especialmente a las más heridas”.