De la intervención de Mons. Peter J. KAIRO, Arzobispo de Nyeri (KENIA)
Actualmente, en todo el mundo la familia se enfrenta a numerosos desafíos, entre los cuales se encuentran las separaciones, los divorcios, la convivencia, la poligamia, la incapacidad de los padres para ocuparse de sus hijos y la esterilidad. Si nos fijamos atentamente, vemos que la familiar recibe una escasa formación para comenzar la vida de matrimonio, allí donde los cursos de formación para el matrimonio existen. Y estos son sólo para unos pocos voluntarios. La formación continua después del matrimonio es casi inexistente. La cuestión de las familias monoparentales se está convirtiendo en un problema global que difícilmente se puede seguir ignorando. Las necesidades económicas, que superan los ingresos, agobian a las familias. El sistema de educación está alejando a los niños de las familias y una aguda observación nos revela que en distintas partes del mundo, nuestros fieles bautizados están viviendo en dos matrimonios al mismo tiempo - el matrimonio tradicional y el cristiano - y por lo tanto es imposible que la familia tenga una identidad clara. Algunas familias no poseen la cultura de amor y alejan a algunos de sus miembros. Conscientes de estos desafíos, la familia necesita el apoyo que viene de sentirse parte de la Comunidad Cristiana, de ser aceptada y escuchada. La Iglesia debe destacar el verdadero significado del matrimonio como vínculo complementario instituido por Dios entre un hombre y una mujer, el cual debe ser respetado con todos sus valores. Es necesario que la Iglesia encuentre algunas maneras de fortalecer a la familia para que se convierta en un lugar de evangelización y para que profundice su amor a Dios como fundamento del amor familiar recíproco, así como algunas maneras de acompañarla en los desafíos con los cuales se enfrenta diariamente.