Entrevista al Presidente de nuestro Dicasterio, mons. Vinzenco Paglia, en espera de la JMJ de Río (del 23 al 28 de julio)
Ante la proximidad de su viaje para participar en la Jornada Mundial de la Juventud, que este año se celebrará en Brasil, en Río de Janeiro (del 23 al 28 de julio), sobre el tema. "Id y haced discípulos a todos los pueblos" (Mt 28, 19), el Presidente del Pontificio Consejo para la familia, mons. Vincenzo Paglia, ha contestado a algunas preguntas sobre el significado de esta cita con los jóvenes en relación a la familia. Mons. Paglia dirigirá la Catequesis del 24, 25 y 26 de julio.
En Brasil y en general en los países de América Latina, están ocurriendo veloces transformaciones sociales y legislativas, que ponen en duda la identidad de la familia y de los jóvenes, que están cada vez más confusos. ’Cuáles son esos problemas y cuáles las respuestas de los jóvenes?
«En las sociedades contemporáneas, y sobre todo en los Países de Latinoamérica, está difundido el valor de la familia como lugar indispensable y primario para la formación de la persona, para la construcción de una identidad clara y fuerte y el crecimiento de los ciudadanos responsables. Los jóvenes más que otros viven la familia como el único lugar donde encontrar comprensión, ayuda y apoyo, afectivo y material, en las dificultades cotidianas, cada vez más agudas en tiempo de crisis. Esta idea no viene ayuda, sin embargo, por la cultura dominante, que no reconoce dignidad a esta dimensión fundamental de la vida de la persona y de la sociedad en concreto, aunque afirme su importancia a nivel teórico. Los jóvenes son la esperanza de la sociedad y de la Iglesia y son la prioridad pastoral. No es en vano que después de Lampedusa el Papa Francisco vaya a Brasil, siguiendo un programa fijado por Benedicto XVI. El Papa Bergoglio no se cansa de poner en el centro la familia y de decir a los jóvenes: "¡No os dejéis robar la esperanza!". Y la esperanza y la paz auténtica vienen de la fe en Jesús».
’Cómo hacer comprender a los jóvenes "el precioso bien del matrimonio y de la familia" ("Familiaris consortio"), a pesar de las fuerzas que se oponen, intentando deformarlo o destruirlo?
«Hay una especie de distancia entre los sueños profundos de los jóvenes, entre los cuales la familia está en el primer lugar, y el contexto cultural, impregnado de un fuerte individualismo y una cultura basada en el poder y el dinero. Para ser testigos creíbles debemos estar con los jóvenes, pasar tiempo con ellos, estarles próximos en sus dificultades y ayudarles a no perder la esperanza, a tener confianza en sí mismos y en su dignidad de hijos de dios, superando las fuerzas negativas de una cultura que aleja del matrimonio y de la familia y de la vida social en general y les deja solos, sin futuro. La educación es la prioridad».
’Cómo pueden los jóvenes construir un nuevo "humanismo familiar"?
«Redescubriendo, ante todo, a la humanidad como gran familia de los pueblos, que es la base para un futuro de paz, en la capacidad de vivir en solidaridad entre hermanos por un mundo más justo para todos. Los jóvenes son capaces de comprender y realizar este sueño, que para nosotros cristianos es también una misión. Muchos adultos, en cambio, no ayudan, los desilusionan y proponen otros "sueños". Hacen falta adultos que sepan estar al lado de los jóvenes, apoyándoles en su compromiso y dándoles confianza para que su sueño lleve a ser realidad. A la globalización de la indiferencia y de la soledad seguirá entonces la globalización del amor y de la esperanza, que tiene como protagonista a la familia, en la construcción de un nuevo humanismo de fraternidad».