Domingo 27 de abril de 2014, será Santo Juan Pablo II. El padre Gianfranco Grieco comenta el Papa de la familia y de la vida
La noticia, esperada ya durante algunos meses, ha dado inmediatamente la vuelta al mundo. El Papa Francisco durante el consistorio del lunes 30 de septiembre, ha declarado que los beatos Juan XXIII y Juan Pablo II, serán inscritos en el catálogo de los santos, el domingo 27 de abril del 2012, II domingo de Pascua, dedicado a la divina Misericordia. Después de ocho años de la muerte (2 de abril del 2005) y tres de la beatificación (1 de mayo de 2011) el Papa Juan Pablo II vuelve a tomar su lugar en el corazón de la santidad de la Iglesia. La alegría es grande; la gratitud es inmensa. El Papa que ha conducido la barca de Pedro por casi 27 años (1978-2005) de la tierra sube al cielo e indica a los hombres y mujeres de buena voluntad el camino de la santidad de vida, tormento y pasión de su actividad de padre y de pastor de la Iglesia universal.
«Después de mi muerte quisiera ser recordado como el Papa de la familia y de la vida», confiaba a su más cercano colaborador que le había llevado algunos textos a revisar sobre estas cuestiones que durante años agitan el presente y el futuro del mundo. La familia y la vida eran temas que apasionaban fuertemente al Papa del corazón fuerte y gentil y ánimo semejante al de un niño.
Había tenido el joven Karol una familia marcada por el dolor. Primero, la muerte a la edad de 45 años, de su madre Emilia (1929); después la muerte de su hermano, Edmund (1932), un deportista que amaba el futbol; la muerte de su padre , Karol (1941): toda su vida llevó en el corazón y en el alma, la señal de una familia que ha derramado lagrimas: por esto, partiendo del vacío del afecto humano que nace y crece en el núcleo familiar, cada vez experimentó más la urgencia de extender su corazón a aquella gran familia del pueblo reunido en la Iglesia y en la comunidad mundial.
Miraba, Juan Pablo II a la familia, con particular predilección. En sus viajes internacionales y nacionales; en las audiencias, en las visitas a las parroquias, en los encuentros de grupos, nunca se cansaba de poner sus ojos en la familia de las naciones y su comunidad familiar. Tenía para la familia, palabras de amor y de comprensión, de ternura y de esperanza. Tenía, a veces también palabras duras y fuertes, como cuando reafirmaba el valor de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, el gozo de la fidelidad y el don de ser, "eran valores no negociables". Pedía a sus fieles un heroísmo sin poderes y sin retorno.
EL 13 de mayo de 1981, día del atentado en la Plaza de San Pedro, Formaba el Pontificio Consejo para la Familia con el motu propio Familia a Deo instituta. Indicaba en aquel documento, la tarea de la familia cristiana en el mundo contemporáneo con la exhortación apostólica post-sinodal Familiaris Consortio, firmada el 22 de noviembre de 1981. Insistía, el papa "venido de lejos" sobre dignidad y vocación de las mujeres con la carta apostólica Mulieris Dignitatem del 15 de agosto de 988. Y también, el año de la familia -1994- con el primer encuentro mundial de las familias (6-9 de octubre de 1994) que abría la serie de manifestaciones en todo el mundo; de Río a Manila, de Roma a Valencia, de la Ciudad de México a Milán, y hasta el 2015 en filadelfia: muchas etapas de un único y largo viaje de amor por la familia y por la vida en varios continentes, heridos por la crisis y leyes injustas contra el proyecto creativo de Dios.
Su acción pastoral sobre la familia y sobre la vida encontraba los grandes y constantes puntos de referencia en algunos documentos que han marcado la historia de nuestros días inquietos y violentos: la Carta de los derechos de la familia(1983); la Instrucción Donum viate (1987); la carta a las familias del mundo (1995); la carta a los ancianos (1999). Llevaba siempre en su corazón a todo el mundo y a todos.
La Familia "santuario de la vida"; el "evangelio de la familia y de la vida", "la procreación responsable", la vida como "don de Dios", eran las palabras y expresiones que mas amaba. Palabras y expresiones que hoy, a un santo de la iglesia de nuestros días, siguen recordado los hombre y mujeres que por 27 años caminaron también con él por el camino del mundo. p. Gianfranco Grieco