Mons. Vincenzo Paglia comenta el Evangelio de Navidad en el volumen "La Palabra de Dios cada día"
«Se oye una vez más, en las noches de este mundo, el Evangelio del nacimiento de Jesús... El Evangelio de Navidad está aquí: aquel niño, colocado en un pesebre. Aquel niño es nuestro Salvador, es Dios venido a habitar en medio nuestro. Es verdad: es débil, y llora, como lloran todos los niños. Sin embargo, ese niño es el Creador del cielo y de la tierra; es el que libra al mundo del mal; es el que da a los hombres la felicidad y la paz. Sí, aquel niño es “una gran alegría, que será dada a todo el pueblo”, como nos repite el ángel».
Así, el Arzobispo Mons. Vincenzo Paglia, Presidente de nuestro Dicasterio, comenta las Lecturas de Navidad, en el volumen “La Palaba de Dios cada día 2013” (Los libros de San Egidio –Francesco Mondadori, 20,00 euros). Cada año (“La Palaba de Dios cada día 2014”, Los libros de San Egidio –Francesco Mondadori, 20,00 euros), mons. Paglia acompaña las lecturas diarias de la Biblia, según las enseñanzas del Apóstol Pablo: «Toda la Santa Escritura, inspirada por Dios, es el lugar para enseñar, convencer, corregir y educar en la justicia, para que el hombre de Dios sea completo y bien preparado para toda obra buena» (2 Tm 3, 16-17).
El libro es un precioso subsidio al diálogo cotidiano con Dios, personal y familiar, para comprender mejor la Palabra y escuchar el mensaje del Señor para cada uno de nosotros en un lenguaje íntimo y sencillo, ordinario, que usa «palabras que hacer arder el corazón» porque contienen «una idea, un sentimiento, una imagen», como desea el Papa Francisco para una buena homilía en la Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium” (nn. 142, 157).
Con frecuencia, el Papa Francisco ha invitado a rezar en familia para vivir plenamente la alegría de la fe y, en la Santa Misa de las familias, en la Peregrinación de las familias del mundo al sepulcro de San Pedro, el domingo 27 de octubre de 2013, el Pontífice ha recitado la oración a Jesús, María y José: «Sagrada Familia de Nazaret, fiel guardiana del misterio de la salvación: haz renacer en nosotros el amor al silencio, haz de nuestras familias cenáculos de oración y transfórmalas en pequeñas Iglesias domésticas, renueva el deseo de santidad, sostiene la noble fatiga del trabajo, de la educación, de la escucha, de la recíproca comprensión y del perdón».