Una Iglesia pequeña que apunta a la formación para salvar a las familias divididas por el ateismo y el trabajo
Cuenta apenas con 200 mil fieles, organizados en 19 parroquias, asistidos por 26 sacerdotes, 2 diáconos, tres hermanos y 36 monjas. Es pequeña y minoritaria, y aún así, en vista del Sínodo, la Iglesia católica moldava ha enviado a Roma un informe territorial que recoge, a través de la red de sacerdotes, todas las informaciones útiles sobre la vida de las familias.
“En Moldavia- explica monseñor Antón Cosa, Obispo de Chisinau, entrevistado por la agencia católica SIR- no hay una realidad eclesial muy desarrollada, faltan muchas realidades, como por ejemplo no existe una verdadera Oficina de pastoral familiar”. Las familias están “en movimiento, dependen de un trabajo fuera del país, y en la pareja, él o ella viajan al exterior por muchos meses para después regresar y reunirse con sus familiares por pocos días”. Además, “muchas familias son pobres”, sobre todo, en las poblaciones alejadas de la capital, Chisinau. Es sorprendente la cantidad de familias irregulares, donde la pareja no está casada ni por la Iglesia, ni por lo civil, pero tiene hijos e incluso, tiene una larga historia de convivencia. “Actualmente se debe trabajar mucho más en la formación -explica el obispo- porque también muchos de los abandonos en la familia suceden porque no hay una verdadera preparación sobre el auténtico significado de familia y de matrimonio cristiano para toda la vida”