28 de septiembre: Encuentro del Papa Francisco con los ancianos y los abuelos del mundo
Una jornada dedicada a los ancianos y a los abuelos, todos reunidos para el encuentro con el Papa Francisco. Pensada y organizada por el Pontificio Consejo para la Familia tendrá lugar en la Plaza de San Pedro el domingo 28 de septiembre.
En líneas generales, el programa del encuentro -titulado “La bendición de una larga vida”- prevé la apertura de la plaza a las 7:30 y a las 9:00 el inicio de la jornada de fiesta que culminará, a las 10:30, con la Santa Misa presidida por Su Santidad. Las inscripciones y las informaciones para participar en el evento serán publicadas en la pagina web a partir del 1de julio.
El espíritu que anima la iniciativa ha sido ilustrado por su promotor principal, el presidente del Pontificio Consejo para la Familia, monseñor Vincenzo Paglia, quien lo ha resumido con estas palabras: “La jornada parte del presupuesto que la ancianidad no es un naufragio sino una vocación. Gracias a Dios se han extendido los años de vida – la sociedad lo permite- pero al mismo tiempo, sobre este tema no ha sido desarrollada una reflexión adecuada. No existe ni en la política, ni en la economía y mucho menos en la cultura”.
“A mi parecer, nosotros deberíamos, a través de esta jornada, llamar la atención de todos sobre la importancia de este tiempo de la existencia humana, subrayando que los ancianos no son sólo objeto de atenciones y cuidados, sino que ellos mismos están sujetos a una nueva perspectiva de vida. Este es el punto. Por ello, se debe replantear la vejez, se debe replantear el compromiso de los ancianos en el mundo y en la Iglesia, y también el de la Iglesia hacia ellos. Hago un ejemplo: más allá de las tareas tradicionales de transmitir la fe y de ayudar a los padres, hay otras igualmente importantes que se deben profundizar, como la de rezar –tienen más tiempo a disposición- y de comunicar el Evangelio, evocando así a Ana, la profetisa”.
“Siempre ligado a la vejez, además de todos los aspectos civiles, hay una cultura que los ancianos pueden transmitir, particularmente atenta a no concebir el debilitamiento de la vida como una tragedia final sino como un testimonio de esperanza en el más allá”