Comunicado conjunto del Pontificio Consejo para la Familia y el Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú
El común testimonio cristiano
El Pontificio Consejo para la Familia y el Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú han llevado a cabo el miércoles, 13 de noviembre de 2013, la conferencia: "Ortodoxos y católicos unidos por la familia." Los discursos introductorios se llevaron a cabo por el Director del Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú, el Metropolita Hilarión de Volokolamsk y el presidente del Consejo Pontificio para la Familia, monseñor Vincenzo Paglia. "Tanto ortodoxos y católicos se enfrentan hoy en día a tendencias inquietantes sobre la destrucción de la institución familiar en la sociedad contemporánea, que son considerados por muchos como no constructivas y peligrosas". Los participantes han considerado que este encuentro ha marcado un punto significativo para el compromiso de ambas Iglesias en la promoción y la defensa de la familia, "motor del mundo y de la historia", como lo ha dicho el Papa Francisco. Desde ambas partes ha sido analizada la profunda crisis que hoy está atravesando la familia. La hegemonía de una cultura individualista y consumista -que va de la mano de la globalización del mercado- parece tener como primer efecto el debilitamiento y la destrucción de la familia y, con la familia, de todas sus formas estables. Además de esto se están multiplicando las formas alternativas de "familia". Desafortunadamente, se da por supuesto que los individuos pueden "hacer familia" de diferentes formas. Lo importante -se subraya- es el "amor". La familia no es negada, aunque es puesta en la misma línea de las nuevas formas de uniones, y que aparentemente son compatibles, aunque en realidad se alejan de ella. La destrucción de la sexualidad especifica, propuesta por la nueva ideología de género debe encontrar de parte nuestra una respuesta clara y convincente. El matrimonio, propiamente dicho, la unión de un hombre con una mujer, realiza una autentica cultura de la diferencia, sin uniformar lo que es diverso. Esto responde a la esencia del ser humano y constituye la Buena Noticia para el mundo descristianizado. En una sociedad en la cual crece el número de los ancianos, asume una centralidad particular la relación entre las generaciones. Y esto se inserta en el amplio campo de los derechos de las familias, de los derechos de los niños, y de los ancianos, de los enfermos, el derechos al trabajo, al descanso ya la fiesta. De la jornada de estudio también sale reforzada la responsabilidad común de presentar el matrimonio y la familia como un camino de santidad para las parejas cristianos. Del gran tesoro de nuestra Iglesia hay que extraer la riqueza teológica, espiritual y cultural para ofrecer nuestro testimonio cristiano sobre los valores del matrimonio y de la familia en un modo más eficaz y actual.