Benedicto XVI en el Ángelus de la fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret.Plaza de San Pedro, Domingo, 30 de diciembre de 2012
La preocupación de María y José por Jesús es la misma de cada padre que educa a un hijo, lo introduce en la vida y en la comprensión de la realidad. Hoy, por tanto, es obligatorio elevar una oración especial al Señor por todas las familias del mundo. Imitando a la Sagrada Familia de Nazaret, los padres deben preocuparse seriamente del crecimiento y la educación de los propios hijos, a fin de que maduren como hombres responsables y ciudadanos honestos, sin olvidar nunca que la fe es un don precioso que hay que alimentar en los propios hijos también con el ejemplo personal. Al mismo tiempo rezamos para que cada niño sea acogido como un don de Dios, sea apoyado por el amor del padre y de la madre, para poder crecer como el Señor Jesús, “en sabiduría, edad y gracia ante Dios y los hombres” (Lc 2, 52). Que el amor, la fidelidad y la dedicación de María y de José sirvan de ejemplo para todos los esposos cristianos, que no son los amigos o dueños de la vida de sus hijos, sino los custodios de este don incomparable de Dios.