En el Encuentro con los carismáticos en el Estadio Olímpico, Francisco habla de los esposos, jóvenes y abuelos
"Las familias son la Iglesia doméstica dónde Jesús crece, crece en el amor conyugal, crece en la vida de los hijos. Y por esto el enemigo ataca tanto a la familia: ¡ el demonio no la quiere! E intenta destruirla, intenta que el amor no se de. Las familias son esta Iglesia doméstica". Así hablaba el Papa Francisco, el pasado uno de junio, en el Estadio Olímpico, dirigiéndose a las casi 52 mil personas reunidas para la XXXVII Convocatoria Nacional de la Renovación en el Espíritu Santo. Si, prosigue el Papa, "los esposos son pecadores", intentan sin embargo, "ir adelante con la fe, con su fecundidad, con los hijos y con la fe de sus hijos, el Señor la bendice, la fortifica en esta crisis en la que el diablo quiere destruirla".
La categoría de los abuelos, fue destacada por el Papa fuera del programa: "¡Faltan los abuelos! Los abuelos son la seguridad de nuestra fe. Los jóvenes deben cumplir la Ley, los ancianos, como el buen vino, tienen la libertad del Espíritu Santo. Son -prosigue- la sabiduría de la Iglesia. Las abuelas y los abuelos son nuestra fuerza y sabiduría. ¡Que el Señor nos dé siempre ancianos sabios! Ancianos que nos den la memoria de nuestro pueblo, la memoria de la Iglesia. Y que nos den también lo que dice la Epístola a los Hebreos: el sentido de la alegría. Dice que los antiguos, saludaron las promesas de lejos: que ellos nos enseñen".