Les presentamos hoy la primera parte de una experiencia correlacionada con el mundo de los ancianos, esta nace del deseo de concientizarlos de su misión tan fundamental al interior del núcleo familiar
Presentación de los promotores de la experiencia Gary Aitchison, 79 años, diacono permanente. Hasta el 2000, año de su jubilación, fue profesor en el College of Business de la Universidad del Estado de Iowa. Kay Aitchison, 78 años. Hasta el 2001 ocupó el cargo de directora ejecutiva del Christian Family Movement. La familia de la pareja Aitchison está formada por cinco hijos, cuatro nueras, y 14 nietos.
La experiencia Un curso para aprender a ser evangelizadores de los nietos. Es este proyecto el que ha sido llevado a cabo por un matrimonio estadounidense, Gary y Kay Aitchison, del Christian Family Movement. “El programa – nos cuenta la pareja- ha sido creado para apoyar las relaciones entre familiares y para revalorizar a la tercera edad dentro de las dependencias domésticas. En los últimos tiempos nos hemos dado cuenta de que el tiempo común pasado en familia va disminuyendo cada vez más, erosionado por las ocupaciones y hobbies individuales que no permiten comunicarse y compartir momentos”. Una situación de alejamiento que tiene repercusiones negativas incluso en lo que toca a la transmisión de la fe. De hecho por la falta de tiempo en común con los familiares muchos niños ya no reciben una formación de fe adecuada. ’Cómo podríamos vendarnos los ojos ante este problema, cada vez más difundido? “Nosotros pensamos – explica Gary Aitchison- que los abuelos son las personas idóneas para colmar este vacío producido por las dinámicas de la sociedad actual. Abuelos, muy a menudo con una fe bien arraigada, que además de desear de todo corazón el bienestar de sus nietos cuentan con mucho tiempo libre para dedicárselo. El proyecto “Los abuelos: aprender a ser agentes de evangelización”, iniciado en el 1989 bajo el auspicio del Christian Family Movement, consiste en tener varios encuentros de dialogo con pequeños grupos (ocho o diez abuelos) dónde estos toman conciencia de sus capacidades. Concretamente se trata de un total de seis reuniones, una al mes, organizadas rotativamente en una de las casas de los participantes, con duración de una hora y media o dos horas. Durante estos encuentros se estudia lo que significa ser abuelo, su rol en la familia y sus aptitudes para el servicio. El primer encuentro profundiza la vocación del abuelo y el discernimiento de la llamada de Dios en la vida familiar contemporánea. La segunda reunión dibuja la figura de los abuelos bajo el perfil afectivo, son modelos –para los nietos- del mismo amor de Dios. El tercero aborda el tema de “los abuelos como educadores”, ya que estos pueden poner a disposición de sus nietos los conocimientos y capacidades adquiridas durante la vida. La cuarta reunión se centra en los abuelos como testigos de fe, mostrando cómo estos pueden rezar por y con los nietos, contándoles las vidas de los santos y leyéndoles historias bíblicas. En el quinto encuentro los abuelos descubren su papel de “historiadores de la familia”, memoria viviente capaz de unir con el recuerdo una generación a la otra. La última reunión tiene como objetivo mostrar a los abuelos el potencial de su sabiduría, lo que les permite llegar a ser para los más jóvenes un modelo de virtud y valores, enseñándoles el arte de saber envejecer, con fe y amor hacia el futuro.