Para valorizar la sabiduría de los ancianos surge en Méjico una iniciativa dirigida al bienestar de estos y al del núcleo familiar
La idea de crear un grupo de “Abuelos para la familia” surge un domingo, a finales del 2007, cuando José Aste, escuchando la misa en su parroquia de Cuernavaca, en Méjico, se percata del gran número de “cabezas blancas” que llenaban la iglesia de Nuestra Señora Madre de la Misericordia. De repente su pensamiento se detuvo al considerar que todos aquellos ancianos tendrían una gran experiencia, sobretodo en el ámbito familiar. Una vez hubo hablado con el párroco, y solicitado el permiso de organizar un grupo con los abuelos de la parroquia, el sacerdote aceptó de buena gana la idea, invitando a José a presentar cuanto antes un proyecto para someterlo a la aprobación del Consejo parroquial, que lo recibió con entusiasmo. Para formar el grupo de los abuelos José se sirvió de un concepto-guía que se basaba en la constatación de que la experiencia de los abuelos pudiese servir como acompañamiento y brújula a las familias de hoy en día. “En efecto- dice José- los abuelos han sido testigos privilegiados de los cambios, muy a menudo cambios radicales, que han afectado a la familia en los últimos decenios, viviendo ya sea el antes que el después, con todas las ventajas y desventajas relacionadas con estos cambios”. Partiendo de la experiencia familiar de cada participante, puesta a la disposición de todos los abuelos presentes, el grupo persigue cuatro objetivos: el primero consiste en producir soluciones prácticas para la protección y el bienestar de la familia. En segundo lugar el grupo trata de difundir estas soluciones, de tal modo que sean útiles a las familias de hoy en día. El tercer punto es la preparación religiosa proporcionada a los abuelos, dotándolos de lo necesario para encontrar a Dios al mismo tiempo que la solución a los problemas vinculados con la vejez. El último objetivo del proyecto, el más general, es el de dar la posibilidad a los abuelos de estar bien consigo mismos haciéndose cada vez más útiles para el prójimo. Para alcanzar tales objetivos es imprescindible la formación tecnológica ofrecida a los abuelos, formación capaz de colmar la laguna informática- y por lo tanto comunicativa entre ellos y sus nietos. El grupo de los abuelos está formado por cerca de 60 personas que se encuentran dos tardes al mes, durante dos horas, en general en locales de la parroquia. Normalmente cada sesión se abre con el estudio de uno de los argumentos (por medio de conferencias y videos) relativos a los objetivos del grupo. Al final de estas presentaciones, los abuelos son solicitados para contar su propia experiencia en relación a ese tema, compartiéndola con todos los presentes, en una dinámica que enriquece a todos. Las sesiones vienen organizadas normalmente por un comité directivo (formado por 10-15 personas, entre las que se encuentran varios abuelos) y de un coordinador que tienen como tarea el preparar el programa de las sesiones y mantener informado, especialmente por vía Internet, a todo el grupo de los horarios de encuentro, objetivos y actividades colaterales (como por ejemplo peregrinaciones). El comité se reúne, para ponerse al día, dos veces al mes, una semana antes de que los abuelos se encuentren para una de las dos sesiones mensuales generales.