Ha tenido lugar en Roma, en el Palacio de San Calisto, un seminario internacional sobre la precariedad de la familia, organizado por el PCF y Caritas internacional. Los resultados del mismo servirán para el Sínodo extraordinario de la Familia
“Cada persona, y por tanto cada familia, posee una fuerza en sí misma, una potencialidad que ninguna tiranía sería capaz de extirpar o hacer callar, ni siquiera reduciéndola al silencio de la pobreza, a la exclusión social o a la miseria. El “poder de los pobres”, es decir, de aquel que no hace del dinero y del consumo su ídolo, sino que cree en el amor, es increíble. En las palabras y en las acciones de tantas familias que han llegado a ser testigos del amor se manifiesta la fuerza del cambio, este se llega a reflejar en la sociedad”.
Esta era la invitación lanzada por Monseñor Vincenzo Paglia, presidente del Consejo Pontifico para la Familia, para todas las familias del planeta –cristianas o no, ricas y pobres- en el transcurso del seminario internacional organizado por su congregación y Caritas internacional, “La familia: un recurso para superar la crisis”, celebrado el jueves 18 de septiembre en el Palacio San Calisto de Roma. Un encuentro en el que participó también el presidente de Caritas internacional el Cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga. Este seminario tenía como finalidad el brindar una ocasión de reflexión pastoral con vistas a la III Asamblea general extraordinaria del Sínodo, y cuyas propuestas- que han surgido en el transcurso de las conferencias, testimonios y debates- se harán llegar en las próximas semanas a los Padres sinodales. El principal objetivo del encuentro, ha sido el de mirar atentamente la realidad de las familias de nuestro tiempo que viven en situación de precariedad, para comprender mejor lo que el Evangelio quiere decirles. Para Monseñor Paglia, es imprescindible el aspecto del amor reciproco vivido en comunión, tanto es así que en su intervención ha insistido en el hecho de que para hacer frente a la crisis es “indispensable la construcción de sujetos sociales agregados (como por ejemplo asociaciones, familias unidas). Las familias pueden reunirse con otras familias ya sea para el bien del interior de la familia o para “hacer más presente la familia en la sociedad”, si se puede decir así. Las familias asociadas- continuaba el presidente del PCF-pueden llegar a ser sujetos sociales colectivos, para ayudarse mutuamente (servicios, relaciones, experiencias compartidas y de ayuda mutua, grupos de solida adquisición) o también para tener más voz y peso y así poder construir una sociedad más a la medida de la familia”. De hecho, señalaba el Cardenal Maradiaga en su intervención, hoy en día “el impacto de la pobreza se reproduce y amplifica ahí donde la crisis está presente en la vida de las familias ‘heridas’, que viven una frágil relación o están rotas- a veces con una recomposición de geometría variable- del propio núcleo familiar. En este caso la pobreza económica, la vulnerabilidad social y la fragilidad de los sentimientos crean un circulo vicioso que pueden desmembrar a la familia y aislar a las personas, en particular a los más pequeños, del resto de la comunidad”.