Caritas de Jordania, con su compromiso de ayudar a los refugiados iraquíes, recoge algunos testimonios dónde la insensatez y el dolor que conlleva la guerra se soportan con el valor de la fuerza de la fe
“Nagham es una madre de 41 años, y llegó a Jordania el 14 de agosto del 2014 con su marido Kamal, de 48 años, y con sus hijos; Noura, 12 años, y Nawas de 9. “No teníamos a dónde ir – nos cuenta Nagham. No nos han dejado otra elección que abandonar el lugar dónde vivíamos, en contra de nuestra voluntad. Nos sentimos culpables no solo por haber abandonado de esta manera nuestra casa, sino también porque nuestros hijos no han tenido más remedio que vivir una tal experiencia. ¡Somos gente de paz y nos parece increíble que esto nos haya pasado a nosotros!”. Nagham es ahora huésped en la sala-convento melquita en la zona Marka de Amán, junto a otras 40 personas que han huido de la ciudad de Mosul y se han refugiado en Jordania”.
Este es uno de las dramáticas historias que la doctora Lana Snobar, coordinadora de la unidad sico-social de Caritas Jordana, ha recopilado en su trabajo sobre los perseguidos por el Isis provenientes de Iraq y hoy en día acogidos en las infraestructuras jordanas. La historia de la familia de Nagham, que la doctora Snobar daba a conocer el pasado 18 de septiembre en su intervención en el seminario internacional “La familia: un recurso para superar la crisis”, es solamente una de las centenas de los casos similares que se viven en un tal contexto. Otro caso semejante, por ejemplo, nos habla de una familia que huye: “En el último mes – habla la doctora Snobar – hemos acogido a Daliah Sabbah y a su marido Safwan de Mosul que, padres de dos hijos, esperan en las próximas semanas el nacimiento de una niña. “No puedo dejar de pensar cuándo acabará todo esto, pero por el momento solo me preocupo de rezar y de tener fe en la ayuda de Dios”, nos contaba Daila. Safwan ha vivido también una prueba terrible al tener que sacar a su familia del peligro, sobre todo si se tiene en cuenta que su mujer estaba embarazada en ese momento: “Como todas las familias que han decidido llegar a Jordania no hemos tenido otra opción más que huir; no estábamos dispuestos, a quedarnos en nuestro País, viviendo bajo la injusticia, convirtiéndonos al Islam en contra de nuestra voluntad”, nos decía Safwan. Todos los cristianos de la ciudad de Mosul que se han negado a convertirse al Islam han sido amenazados de ser asesinados si no abandonaban la ciudad en un plazo máximo de tres días. Así pues, la comunidad cristiana ha sido expulsada de su país con las manos vacías. El ultimátum fue fijado para el 19 de julio del 2014, el último día posible para abandonar su propia casa o ser asesinados”. Caritas Jordana – además de afrontar la emergencia humanitaria de los refugiados sirios – ha acogido y recibido hasta ahora a más de 500 cristianos iraquíes, se esperan a tres mil personas que huyen de las atrocidades cometidas por los militantes del Isis. Pero día tras día son cada vez más los perseguidos que deben cruzar los confines nororientales en búsqueda de ayuda, y brevemente se alcanzará la cifra estimada de tres mil personas. Por el momento Caritas gestiona algunas infraestructuras de refugio instaladas en locales y patios de iglesias y escuelas, ofreciendo a todo aquel que lo necesita: comida, servicios médicos y transportes.