Su Santidad, en el discurso conclusivo del Sínodo, expresó su gran satisfacción por el dialogo atento y sincero durante los trabajos entre los padres sinodales
“Podríamos decir serenamente que- con un espíritu de colegialidad y de sinodalidad- hemos vivido verdaderamente una experiencia de “Sínodo”, un itinerario seguro, un “camino unidos”. Estas fueron palabras del Papa Francisco en su discurso de conclusión del Sínodo extraordinario sobre la familia, discurso que tuvo lugar el sábado 18 de octubre ante el aula sinodal al completo.
Este Sínodo – proseguía el Santo Padre – ha sido “un camino dónde el más fuerte ha sentido el deber de ayudar al menos fuerte, dónde el más experto se ha prestado a servir a los demás, también a través de los diálogos. Y puesto que siendo un camino de hombres, junto a las consolaciones se han vivido también momentos de desolación, de tensión y de tentación”. Pero estas últimas, recordaba el Papa, “no han de asustarnos ni desconcertarnos ni mucho menos desanimarnos, porque ningún discípulo es más grande que su maestro; y ya que Jesús ha sido tentado- e incluso ha sido llamado Belcebú (cf. Mt 12, 24) – sus discípulos no han de esperar ser mejor tratados. Personalmente me hubiera preocupado mucho e incluso entristecido si no hubiera habido estas tentaciones y estas discusiones animadas; este movimiento de los espíritus, como lo llamaba San Ignacio (EE, 6) si todos hubieran estado de acuerdo o taciturnos en una falsa y quietista paz”.