"Las asociaciones y los movimientos familiares son en su mayor parte el fruto del Concilio Vaticano II. Reconocer este origen eclesial y permanecer fieles al camino de la Iglesia en estos 50 años es la tarea a la que estamos llamados ".
Las palabras del secretario del Pontificio Consejo para la Familia, monseñor Jean Laffitte, dieron comienzo a la segunda jornada del Congreso Internacional de movimientos, grupos y asociaciones de familia y vida en preparación al Sínodo de los Obispos.
De una Iglesia "experta en humanidad", rica en una "experiencia humana y espiritual en la vida matrimonial que ninguna otra institución ofrece" han hablado Olivier y Xristilla Roussy de Amour et Verité presentando la segunda parte de los Lineamenta: "La mirada fija en Cristo: el Evangelio de la familia". "En un mundo cada vez más fuertemente individualista y en rápido proceso de descristianización, nuestra primera pregunta debería ser cómo unirnos para apoyarnos en la vida cristiana y poder entregarnos con eficacia, porque - explicaron – cuando uno está solo es muy difícil resistir. Tenemos que estar unidos con el fin de seguir siendo libres en la verdad ante las diversas presiones. Es posible y necesaria para todos los cristianos una comunión de amor, de servicio, de oración, del don que representa el estar juntos. Nosotros - concluyeron - estamos cada vez más llamados a amar a las personas y a llevarlas a Cristo, sin juzgar sus acciones, y ser ante ellos testigos de la misericordia, teniendo en cuenta las realidades con las que se enfrentan".
La tercera parte de los Lineamenta, dedicada a las perspectivas pastorales, y sobre todo a la preparación al matrimonio, a las familias heridas, divorciados casados de nuevo y orientaciones homosexuales fue presentada por Víctor y Stella Domínguez del Proyecto Esperanza (Paraguay). Anunciar el Evangelio de la familia hoy en día requiere el desarrollo de un acompañamiento pastoral a las familias "cuerpo a cuerpo": en esta pastoral tiene una gran importancia la presencia de parejas expertas de la parroquia, explicaron, "que puedan ofrecer su disponibilidad para ayudar a los más jóvenes con el apoyo de las asociaciones, movimientos eclesiales y nuevas comunidades". En cuanto a los divorciados vueltos a casar, "creemos que ellos deben recibir y sentir el amor pastoral de la Iglesia para con ellos, que este amor se haga visible, no sólo en palabras y discursos, sino sobre todo en la práctica. No es suficiente saber que la Iglesia los ama. Necesitan sentirlo". Acerca de los homosexuales, "debe quedar claro - subrayaron - que una cosa es la aceptación y la acogida respetuosa de las personas con orientación homosexual, y otra promover la homosexualidad como una situación natural, incluyendo las uniones homosexuales."