Mons. Jean Mbarga es obispo de Ebolowa en Camerún y es un enamorado de la naturaleza; "Ella -ha afirmado durante su reciente visita al dicasterio- es nuestra fuerza". Las cuestiones relativas a la familia y a la vida, incluso en Camerún, se están convirtiendo en motivo de choque. La tensión es doble: cultural y generacional, tradición africana e influjos occidentales, adultos y jóvenes. No religiosa, en cambio, porque sobre el concepto de familia "todas las fes están unidas".
 
La familia se ha convertido por ello en uno de los temas centrales del Episcopado camerunés.
Ante todo, gracias a la publicación de un documento (que se anexa): "Una declaración fuerte sobre la situación actual de la familia", sobre la estabilidad general de la práctica totalidad de la población, sobre los problemas que la hieren y debilitan (incesto, aborto, abusos, homosexualidad).
Después, con algunas opciones pastorales concretas, como la de implicar a todas las parroquias del país durante la cuaresma en una oración específica por la familia y la vida.
Familia y vida: dos conceptos que estas estrechamente conectados, nunca uno sin el otro. De esto está convencido Mons. Mbarga, batallador obispo africano.