El 1º de septiembre se celebra la 8ª Jornada para el cuidado de la Creación. La Comisión para los Problemas sociales y el Trabajo, Justicia y Paz, con la comisión Diálogo y ecumenismo, de la conferencia Episcopal Italiana, han elaborado para esta ocasión un Documento que se titula: "La familia educa en la custodia de la creación". Comienza citando la «antigua máxima de la Escritura»: «La mujer sabia construye su casa, la necia la destruye con las propias manos (Pr 14,1)». «Se aplica a la creación - escriben los obispos italianos - que podemos cuidar y desgraciadamente también destruir. Depende de nosotros, de nuestra sabiduría, escoger el camino correcto». Y «la familia es la escuela para cuidar la creación». ’De qué manera? Siguiendo tres principios de vida y valores morales : «La cultura de la custodia que se aprende en familia se funda en la gratuidad, en la reciprocidad, en la reparación del mal». La familia es «maestra de la gratuidad del don, que recibe ante todo de Dios. El don es su función y su misión en el mundo. Su rostro y su identidad». La familia «tiene una importancia decisiva en la construcción de relaciones buenas entre las personas, porque en ella se aprende el respeto a la diversidad, la cual en lugar de ser fuente de envidia y celos. puede ser vista desde niños como riqueza». En familia «se aprende también a reparar el mal cometido por nosotros mismos y por los otros, a través del perdón, la conversión, el don de sí. Se aprende el amor por la verdad, el respeto de la ley natural, la custodia de la ecología social y humana junto a la ambiental».
 
El hombre es custodio de la creación en la medida en que es custodio de la Palabra de Dios. «Custodiar la Palabra: esta es la primera misión de una comunidad creyente que de verdad quiere vivir fielmente ‘en la constante atención a Dios‘, en la apertura a sus ‘signos‘, disponible a su proyecto según indica el Papa Francisco, en la homilía del 19 de marzo», se lee en el documento episcopal. «La custodia de la creación es, pues, una dimensión cualificante de la vocación creyente, que sabe acoger la resonancia de la Palabra incluso en la realidad de una creación que ha sido enteramente hecha en el Verbo». Este es «el secreto del alma ecológica de San Francisco de Asís». Como afirmó el filósofo jesuita Teilhard de Chardin: «Un cristiano puede decirle a Dios que lo ama no sólo con todo su cuerpo y con toda su alma, sino con todo el universo».
El tema de la protección de la creación es frecuente en el magisterio de Benedicto XVI y se fundamenta en la Palabra bíblica y en la antropología cristiana. En la encíclica "Caritas in Veritate" está escrito, entre otras cosas, que «la naturaleza es expresión de un plan de amor y de verdad. También ella, pues, tiene una vocación (n. 48, 15)». El Papa Francisco, desde el primer momento de su Pontificado, ha hablado muchas veces sobre este asunto. Ya en la homilía de la Santa Misa de toma de posesión de la Cátedra de Pedro, el 19 de marzo de 2013, afirmó: «Custodiamos a Cristo en nuestra vida para custodiar a los demás, para custodiar a la creación». Y añadió: «La vocación de custodiar no nos afecta sólo a los cristianos, tiene una dimensión que nos precede y que es simplemente humana, afecta a todos. Custodiar toda la creación, la belleza de lo creado, como nos dice el Libro del Génesis y como ha hecho San Francisco de Asís: significa respetar a toda criatura de Dios y al ambiente en el que vivimos». En las primeras horas en Río de Janeiro, en la Jornada Mundial de la Juventud, el 24 de julio, el Papa Bergoglio ha dicho que «la custodia de la creación es el desafío para el futuro». En la jornada de apertura de la JMJ 2013, ha sido presentado un Manifiesto promovido por el Pontificio Consejo para los Laicos en colaboración con el Ministerio del Ambiente y de la Tutela del Territorio y del Mar italiano, con el título: "Los jóvenes, custodios de la creación. Queremos un futuro a medida del hombre".