Vuelvo a México por tercera vez. Me alegra conocer cada vez mejor este noble pueblo y poder admirar este paraíso terrestre que es Yucatán, con su frondosa vegetación, sus espléndidas playas, y los monumentos de los Mayas. Estoy muy contento de participar en este importante Congreso: Salud, vida y Familia.
Saludo con vivo sentimiento de fraternidad en el Señor al Nuncio Apostólico, al Arzobispo de Mérida, al que agradezco que me haya invitado y que me haya ofrecido una magnífica acogida; saludo también al Obispo Auxiliar y a todos los Obispos presentes.