«Hay un lugar donde el amor nunca se equivoca: en mi casa». Es el hermoso testimonio de Grace, sobre su historia de amor en familia. ’Qué es el amor? «Es el amor incondicional que siempre he visto que se tenían mis padres entre sí, hacia mis hermanos y a mí misma, desde hace veinte años», continúa Grace, testigo de un amor crecido en el tiempo, siempre más fuerte en la fe en Dios cada vez más firme. Este amor, en la Gracia del Señor, es una fortaleza «en lo bueno y en lo malo, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad».
 
Grace testimonia así el amor verdadero y vivido en comunión, siempre actual, del que habla San Pablo en la 1ª Carta a los Corintios (13, 4-8): «El amor es paciente, es benigno, no es envidioso ni soberbio, no es arrogante ni violento. No busca su propio interés, no se indigna ni guarda rencor, no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. El amor todo lo acepta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo tolera. El amor no pasa nunca».
 
En la Carta, así exhortaba el Apóstol (13, 1-2): «Si hablase las lenguas de los hombres y de los ángeles, pero no tuviese Amor, sería como un bronce que suena o una campana que retañe. Y si tuviese el don de profecía, incluso si conociese todos los misterios y toda la ciencia, si tuviese una fe capaz de mover montañas, si no tuviese amor, no sería nada».