Ser padres, convertirse en padres, ”en qué consiste esta experiencia? ”Qué significados, que vivencias, qué metas puede tener?
Hay que "llegar a ser" padres mucho más que madres. Las madres tienen en sí mismas el proyecto generativo, los padres lo adquieren con el tiempo y de esta manera están constantemente llamados a confirmar su tarea.
De hecho, pienso que una dimensión muy importante consiste en no olvidar que la paternidad "llega", pero también y sobre todo es una intención, una elección, no del todo programable y previsible, sobre todo en la evolución y en los posibles resultados positivos. Es, por lo tanto, una experiencia que pide un compromiso y necesita constante confirmación: reelegir el ser padre una y otra vez, en relación con los cambios que tienen lugar a lo largo de los años en los mismos padres y especialmente en los hijos, que crecen y piden padres que estén presentes, atentos y a la escucha de sus cambios y de las diversas exigencias de su ser. Padres, por lo tanto, que permiten crecer a sus hijos, sin dirigir su crecimiento, al contrario, les conceden un correcto espacio mental, afectivo y relacional para que puedan llegar a ser mayores y autónomos.
Una paternidad sabia, realmente generativa, es una paternidad que no está pendiente de las propias expectativas, intentando que estas expectativas se configuren al yo personal. Una sabia paternidad es una paternidad orientada hacia el otro: los padres son los "primeros" que han de aceptar que los hijos puedan irse un día y sean personas.
El vínculo del padre con el hijo es un vínculo ético y social que, mirando hacia el pasado, abre e introduce a la tradición, al mundo de los valores, la cultura, permitiendo la entrada del niño en el mundo social, un vínculo que le proporciona y presenta los significados necesarios para comprender y no sucumbir física y psicológicamente en el mundo, en la comunidad. El vínculo del hijo con el padre es una relación que mira hacia adelante, sensible a la amplitud de la expectativa, de lo que todavía no es, del futuro, del posible, de algo de lo que capta sólo algunos aspectos, y por lo que se siente atraído y desafiado .
Y el papel del padre consiste en transmitir la capacidad de mirar hacia adelante: a menudo los padres se asustan, tienen miedo que esta mirada vague, descubra, se aleje, no están seguros acerca de la herencia que han de transmitir, están bloqueados por la duda, por el temor a equivocarse, tienen miedo de no estar a la altura; todo esto comporta un riesgo: que al hijo se le niegue la posibilidad del anhelo, la esperanza y, de alguna manera, de su crecimiento humano.
Ser padre es, creo yo, saber decir y trasmitir a su hijo que la vida tiene un sentido, dejando a su hijo la tarea de encontrar este sentido: aquí entra en juego el patrimonio, el don que el padre puede dar en herencia a su hijo en su aventura humana .
Emanuela Confalonieri,
profesor asociado de Psicología del Desarrollo y de la Educación de la Universidad Católica del Sacro Cuore, Milán