"La identidad femenina se desarrolla en su plena dimensión en complementariedad y reciprocidad con el hombre; la mujer aporta una contribución singular a la estabilidad de la familia, el mundo laboral, la sociedad y el bien común; se debe desarrollar el papel diferencial de la mujer en la sociedad sin discriminación, violencia o explotación; la maternidad tiene un valor y una dignidad única e irremplazable ". Estos son algunos de los puntos de la Declaración de las mujeres del mundo, un documento que la asociación española "Profesionales por la Ética" promueve con motivo del Día Internacional de la Mujer.
"En los últimos años hemos sido bombardeados con la ideología del género, los principios del feminismo radical y presuntos derechos sexuales y reproductivos – explica la presidente de la Asociación Leonor Tamayo -. Pero este año será diferente y vamos a escuchar la voz de las mujeres que se sienten seguras en su identidad y en su maternidad. El mundo necesita ahora, más que nunca, mujeres con toda su feminidad, en complementariedad con el hombre.” La Declaración, que Tamayo invita a firmar, se presentará a nivel internacional el 8 de marzo, "para marcar y dejar claro lo que somos y lo que queremos ser."
"La maternidad – se lee en el documento -supone una ventaja indiscutible para la mujer en el mundo laboral y un beneficio para toda la sociedad; la maternidad y la dedicación de la mujer a la familia, no merman su crecimiento personal o intelectual, sino que muy al contrario suponen una consolidación de su personalidad y el desarrollo de su identidad femenina. El trabajo en el hogar y la dedicación exclusiva o prioritaria a la familia suponen un valor social y económico indiscutible: la auténtica emancipación femenina consiste en la libertad de ser realmente una misma ", concluye la primera parte de la declaración. En dicha declaración se solicita el reconocimiento universal y el respeto de la identidad femenina, su dignidad y la auténtica igualdad entre el hombre y la mujer en su complementariedad y reciprocidad. Se exigen también políticas internacionales que concilien la vida familiar y laboral, el reconocimiento de las mujeres que se ocupan de la familia como una categoría laboral y la prohibición de la maternidad subrogada por constituir una violación de la dignidad tanto de la madre como del niño.