Son más de 7 mil los kilómetros que separan la diócesis de St. John,Terranova, de la de Vancouver, British Columbia. El mayor desafío que debe afrontar Canadá para el Encuentro Mundial de las Familias es la distancia, porque "no favorece los encuentros personales con las diversas diócesis, incluso si - explican Guylaine Morin y André Belzile, un matrimonio canadiense miembro del Pontificio Consejo para la Familia - nos damos cuenta de que dichas reuniones, a menudo informales, son las que facilitan la organización y programación de las iniciativas con los obispos canadienses, conscientes de que el Encuentro será una oportunidad ideal para conocer mejor la importancia de la evangelización de las familias". En un contexto en el que el secularismo toma cada vez más espacio, "las familias están cada vez menos interesadas en las reuniones religiosas. Así que los obispos y los equipos parroquiales - comentó la pareja - son fundamentales para dar importancia a las conferencias de teología y a la pastoral familiar, con el fin de permitirles un acercamiento de mayor calidad a las parejas y a las familias". Para preparar el Encuentro, un comité de voluntarios ha preparado material de formación e información en inglés y en francés, y todos los esfuerzos están orientados a dar la mayor visibilidad posible a este Encuentro (también en la web y en redes sociales como Facebook). "Más tarde, cada diócesis canadiense se encargará de informar y animar a los fieles para que vengan a Filadelfia. Esperamos una muy numerosa delegación ", concluye la pareja.