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La belleza original   versione testuale
Monseñor Grech, presidente de los obispos de Malta, comenta la catequesis del Papa


Redescubrir una belleza olvidada, que parece haber caído en el olvido, para cantar en el mundo contemporáneo el amor humano entre el hombre y la mujer: esta es la misión que el sucesor de Pedro confía a los discípulos de Cristo en la audiencia general del 15 de abril, continuando el ciclo de reflexiones sobre la familia con las dos primeras reflexiones sobre la diferencia sexual. Este es el maravilloso designio del Creador que se puede contemplar en el ''gran fresco simbólico" de la historia bíblica, en él se revela que la diferencia sexual en el ser humano no es un simple hecho biológico sino que es portador de la “imagen y semejanza de Dios”. A partir de esta contemplación de la verdad del hombre a los ojos de Aquel que lo ha creado "varón y mujer" (Gn 1,27), se puede anunciar el kerigma que la sociedad necesita tanto.
 
La diferencia sexual entre el hombre y la mujer indica la vocación de la persona humana de trascender para donarse; la posibilidad de pasar del “yo” solitario al “tu” relacional y así poder establecer un "nosotros" de comunión que refleja el amor del Dios Uno y Trino. Revela que la persona humana es constitutivamente un ser para los demás, un ser para la relación en la que la diferencia se convierte en el lugar de la alianza entre el hombre y la mujer que se vive como una interdependencia mutua entre dos seres humanos que se complementan y como una respuesta "para la comunión y la generación, siempre a la imagen y semejanza de Dios."
Además, teniendo en cuenta que la sexualidad es una energía afectiva de base que impulsa a la persona a abrirse a las relaciones interpersonales, se convierte en un lenguaje a través del cual el hombre y la mujer expresan el don total de sí mismos. Por lo tanto, el respeto de la diferencia sexual facilita y asegura el pasaje del amor pasional (muchas veces captativo) al amor oblativo. Es muy pertinente el consejo que el Santo Padre da a los jóvenes: "no permitáis que este precioso valor (el amor humano) sea falsificado, destruido o borrado. Esto sucede cuando en nuestras relaciones se instrumentaliza al prójimo para fines egoístas, a veces como un mero objeto de placer"(Mensaje para la XXX Jornada Mundial de la Juventud, 31 de enero de 2015). Estructurándose sobre el amor ágape, el ser humano será capaz de deshacer el vínculo irrompible entre eros y thanatos, la causa de tantas frustraciones para el hombre de hoy en día.
 
Aquí yace el fundamento de los bienes humanos muy útiles al hombre y a la mujer para "resolver sus problemas de relación."
En una sociedad que parece sufrir de una especie de analfabetismo "antropológico" que le impide captar la profunda vocación del ser humano a la comunión humana, la Palabra de Dios llega a ser para los creyentes el criterio de diagnóstico con el que identificar las causas de un determinado “mal estar” en las relaciones humanas, y el principio de acción para remediarlo. Este es el camino que el Papa Francisco nos propone para responder a los desafíos de la nueva evangelización.
A la luz de la belleza original, se pregunta si la teoría de gender "es también la expresión de frustración y resignación, que pretende borrar la diferencia sexual porque ya no puede ocuparse de ella." La crisis de la alianza entre el hombre y la mujer debe ser entendida en sus raíces profundas como una "crisis de confianza colectiva en Dios."
 
Sólo un diagnóstico preciso, capaz de mostrar dónde está el mal que "duele", permite a los creyentes responder adecuadamente a los retos actuales del amor conyugal entre el hombre y la mujer. Precisamente la belleza de la Palabra de Dios, el anuncio del ser humano "varón y hembra", como la imagen de Dios, es la que conduce a mejorar la participación de los creyentes y de todas las personas que se preocupan por el ser humano para proponer la belleza del amor humano que se funda en el Dios-Amor de Jesucristo. Alcanzados y movidos por esta buena nueva, se abre ante nosotros un horizonte de posibilidades infinitas, comenzando por los puntos que el Santo Padre nos indica: profundizar - especialmente en el mundo intelectual - el tema de la diferencia sexual; encontrar formas creativas y audaces para valorizar más el papel de la mujer y su talento femenino en la sociedad y en la Iglesia; ser testigos en el mundo de la belleza del designio del Creador "que también inscribe la imagen de Dios en la alianza entre el hombre y la mujer."
Mientras que la Iglesia se encamina hacia el próximo Sínodo, el Santo Padre nos invita a volver a la Palabra de Dios, y de ahí aprender a sacar "lo nuevo y lo viejo" (Mt 13:52) para una nueva evangelización de la familia.
 
Mons. Mario Grech
Obispo de Gozo
Presidente de la Conferencia Episcopal de Malta
 
 
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