"Hay fieles separados, a menudo heroicos, que optan por no casarse y así permanecer fieles a su matrimonio, que es indisoluble. De esta manera dan testimonio del significado del amor como don de sí, a la manera de Cristo, que dijo: "Amaos los unos a los otros como yo os he amado". Con su ayuda, nosotros también podemos". Así lo afirmó en una entrevista hace unos días con la agencia ACI Prensa, el cardenal Ennio Antonelli, presidente emérito del Consejo Pontificio para la Familia, tras la publicación de su libro "Crisis del matrimonio y de la Eucaristía".
Las parejas de divorciados que se han vuelto a casar y conviven, "forman parte de la Iglesia, incluso si no están en plena comunión con ella", dijo y señaló que hay "muchos divorciados que se han vuelto a casar que van a misa sin recibir la Comunión. Son muchos. Los que realmente conocen las enseñanzas de la Iglesia saben también que pueden confiar en la misericordia de Dios". En cuanto a la misión de la Iglesia en este sentido, se trata de "guiar a estas personas en el camino de la confianza en la misericordia de Dios", acompañándolos con "la amistad, la fraternidad, la hospitalidad, el asesoramiento, la oración y la escucha de la Palabra, integrándolos en actividades de caridad."
En relación con el próximo Sínodo, el cardenal no espera "ni una revolución, ni la inmovilidad. Habrá un nuevo desarrollo, pero en línea con las enseñanzas de lo anterior, y con la enseñanza pastoral de Juan Pablo II".
