250.000 víctimas, entre ellas 10.000 niños. 12 millones de personas desplazadas, forzadas a abandonar sus hogares. 12.2 millones de personas que necesitan asistencia humanitaria. Estas son las cifras de la crisis siria, que la sitúan en una dramática primera posición: actualmente en el mundo se trata de la mayor crisis humanitaria y de la mayor situación de emergencia que sufren los refugiados.
Cuatro años después del inicio de los enfrentamientos, la situación político-militar y humanitaria en esta región no muestra indicios de una solución: se encuentra todavía en una maraña continua de intereses estratégicos, una maraña de nudos geopolíticos locales e internacionales, apresada en las garras del terrorismo y del avance del Califato islámico.
Toda la Iglesia desea de todo corazón el bien del pueblo sirio y sigue con preocupación la evolución de los acontecimientos, movilizándose con acciones de apoyo y asistencia a la población. Además ejerce presión, con todos los medios disponibles, para que una solución política y pacífica del conflicto se haga realidad.
El drama de la situación requiere una intervención urgente y eficaz; es la razón que ha empujado, entre otros, al Pontificio Consejo para la Familia a poner en marcha hace casi dos años, con motivo de la Peregrinación de las Familias, en presencia del Papa Francisco el 26 de octubre de 2013, la campaña "Las familias del mundo por las familias de Siria". Se trata de una campaña para ayudar a las familias sirias y a los refugiados que huyen de la guerra.
La misma urgencia nos ha empujado, con motivo del inminente 8° Encuentro Mundial de las Familias, que se celebrará en Filadelfia del 22 al 27 de septiembre, a llamar la atención sobre el sufrimiento que esta población está padeciendo. Así pues, a las cinco familias provenientes de los cinco continentes que recibirán de manos del Papa el Evangelio de Lucas, se les sumará una quinta familia proveniente de Siria.
la Siria continua a soffrire
