Un cambio antropológico de dimensiones planetarias. El Relator General del Sínodo, el cardenal Peter Erdö habla de ello en su Informe introductorio, presentado el 5 de octubre durante la Primera Congregación general.
Si, permanecen - a pesar de que es completamente nuevo el hecho de que sean globalizadas e interdependientes - las situaciones tradicionales que impiden la formación de una familia, es decir, los efectos del cambio climático y los problemas ambientales relacionados con los de la injusticia social y la guerra, "en las regiones más ricas del mundo, se da otro fenómeno elemental, que no es independiente del primero, y que también se da en otras partes del mundo, es decir, el llamado "cambio antropológico" que corre el riesgo de convertirse en un "reduccionismo antropológico". La persona que busca su libertad, a menudo trata de ser independiente de cualquier relación, a veces incluso de la religión, que constituye una unión con Dios, de los lazos sociales, en especial los que tienen que ver con las formas institucionales de la vida. De hecho, la vida de la sociedad, sobre todo de una sociedad que se declara desarrollada, corre el peligro de ser ahogada por el formalismo burocrático", por un ansia de control institucionalizado, cada vez más creciente, que responde a la desaparición de los bienes y valores comunes sacrificados por cada uno a favor del individualismo.
El Relator general, a continuación, presentó a los padres sinodales otras cuestiones que deberán ser abordadas en estos intensos días de octubre: la indisolubilidad del matrimonio, en primer lugar, un "don" y ciertamente no un "yugo"; la preparación al sacramento del matrimonio para las personas que cohabitan o que están casadas por lo civil; la acogida y la proximidad a los matrimonios y familias en crisis; la imposibilidad de comulgar para los divorciados vueltos a casar-; el camino de la penitencia ligado a la continencia para los divorciados vueltos a casar; la ayuda a estas personas y el apoyo a sus hijos; la ayuda material a las familias pobres; la acogida y el respeto a los homosexuales con la clara determinación de no equiparar su unión a la unión matrimonial; las bio-tecnologías y la explotación del cuerpo femenino; la procreación y la natalidad; la sacralidad de la vida.