Afortunadamente, la semana pasada, no tuvo éxito el intento, en el Parlamento Europeo, de hacer aprobar una "declaración escrita sobre la dignidad al final de la vida". Esta noticia fue anunciada por la Federación europea de las asociaciones católicas para la familia (FAFCE), miembro de la Agencia de la Unión europea para los derechos fundamentales como representante de las asociaciones familiares de quince países europeos.
"Es alentador – se lee en su comunicado de prensa - que el texto solamente haya recibido el apoyo de 96 de los 751 diputados, no pudiendo así alcanzar la mayoría necesaria de miembros de la asamblea Europea". Empleando términos engañosos y «sin tener en cuenta el principio de subsidiariedad – continúa la FAFCE - esta declaración escrita, afirmaba que "todos los ciudadanos europeos, independientemente de su nacionalidad, que se encuentran en una fase avanzada o terminal de una enfermedad incurable, causante de un sufrimiento físico o psicológico insoportable que no puede ser aliviado, han de poder recibir una asistencia médica para poner fin a sus vida con dignidad”» .Una declaración que, por lo tanto, tenía como objetivo el desarrollo de la eutanasia a escala continental.
El presidente de la FAFCE, Antoine Renard, en este sentido, afirmó que "es evidente que el lobby pro-eutanasia ha comenzado a participar activamente en el Parlamento Europeo. Esto conlleva el riesgo de que la atención de los responsables políticos europeos pueda ser desviada de lo que la Unión Europea podría hacer para promover las buenas prácticas entre los Estados miembros en el ámbito de los cuidados paliativos y del apoyo a las familias que cuidan a una persona al final de su vida".