"La historia de un pueblo es siempre un camino. A veces, un pueblo - prosiguió- camina más rápido, a veces más lento, otras veces se detiene, a veces comete un error y regresa un poco más atrás, o toma el camino equivocado y debe volver sobre sus pasos para luego seguir de la manera correcta. Cuando un pueblo se mueve hacia adelante, esto no me preocupa porque significa que está haciendo historia. Y yo creo que el pueblo chino se está moviendo hacia adelante y esta es su grandeza. Camina, como todos los pueblos, a través de luces y sombras". Algo, dijo el Papa, "no ha funcionado en absoluto, por lo que ahora se han abiertas otras posibilidades. Otras cuestiones entran en juego: el egoísmo de algunos de los sectores ricos que prefieren no tener hijos, y así sucesivamente".

Sin embargo, todos, "deben asumir la responsabilidad de su propio camino. [...] Y esta reconciliación con la propia historia aporta mucha madurez y un gran crecimiento. [...] Aceptar que ese era mi camino, sonreír y seguir adelante. Si uno se cansa y se detiene, puede llegar a amargarse y corromperse. Y por lo tanto, cuando se asume la responsabilidad de su propio camino, aceptándolo por lo que era, esto hace que pueda emerger la propia riqueza histórica y cultural, incluso en tiempos difíciles. ”Y cómo se puede hacer para que esta riqueza surja? Aquí volvemos a la primera pregunta: en el diálogo con el mundo moderno. El diálogo no significa renunciar, porque a veces hay un peligro, en el diálogo entre diferentes países, de intereses ocultos o de colonización cultural. Es necesario reconocer la grandeza del pueblo chino, que siempre ha conservado su propia cultura. Y su cultura - yo no estoy hablando de las ideologías que pueden haber tenido lugar en el pasado - su cultura no se impuso".