La familia constituye el mayor “patrimonio de la humanidad”, la fuente de recursos para la pesona y la sociedad, el camino para la plena realización humana, la mayor felicidad en el amor que se da y se abre para genera nueva vida, el lugar en el que las relaciones son gratuitas, en el que se hace evidente la presencia del Dios Creador que realiza, en la procreación, la presencia del Cristo Resucitado en el amor que es más fuerte que todos los males (Asamblea General de los Obispos de Brasil, 2007).
La Comisión Episcopal de Pastoral para la Vida y la Familia (CEPVF) de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil, incentiva a las comunidades para que se asocien en defensa de la familia y para creer que la familia es la primera y fundamental expresión de la naturaleza social del hombre, la más pequeña y primordial comunidad humana de amor y de vida, la célula social, una institución soberana en diversos aspectos y fundamental para la vida de toda sociedad.
En esta línea está también el Obispo de Camaçari (Bahía), S.E. Mons. João Carlos Petrini: “La realidad familiar es la más combatida y no respetada por el Estado, dominado por la sociedad utilitarista, individualista y antivida; un ejemplo concreto está en el hecho de no reconocer las razones humanas y religiosas para promover la familia y la vida”.
Las Asociaciones familiares nacen precisamente para responder a la llamada del Beato Juan Pablo II en la Exhortación Apostólica Familiaris consortio, renovado por el Papa Benedicto XVI y motivado por el Pontificio Consejo para la Familia, a fin que se formen en todas las ciudades organismos que ayuden a la familia a tener recursos para presentarse como sujeto social y asumir el propio papel. Las Asociaciones familiares, debidamente registradas, gozan de personalidad jurídica, con valor político y social, pudiendo reunir otros miembros de familias de fuera o de aquellos que participan en la pastoral familiar o en movimientos familiares. Mons. Petrini traza el perfil de los miembros de estas asociaciones: “Personas sensibles al bien de la familia que está hoy amenazado, disponibles a promoverlas y a defenderlas a través de la presencia y el testimonio”.
El principal objetivo de las Asociaciones familiares consiste en reunir personas convencidas de los valores familiares, a fin de que se comprometan en reforzar la familia, promoviendo un clima cultural positivo, además de lograr las condiciones para que sea capaz de realizar su misión y continuar siendo la mayor fuente de recursos disponible para la sociedad brasileña.
Para el asesor de la CEPVF, padre Wladimir Porreca, las Asociaciones familiares son una posibilidad de mirar al futuro con esperanza: “Existe la certeza de que la familia es decisiva para construir ámbitos de solidaridad y cooperación, para favorecer el crecimiento del hombre/del ciudadano, reliacional y espiritual de la persona, especialmente de los jóvenes, favoreciendo la promoción de la paz en la sociedad”.
La CEPVF difundirá en su web (
http://www.cnbb.org.br/site/comissoes-episcopais/vida-e-familia) textos explicativos sobre cómo las comunidades deben proceder para desarrollar las Asociaciones familiares; cómo los grupos deberán estructurarse y moverse para consolidar las Asociaciones. Los textos sugerirán las acciones a realizar, la formación de los miembros, la utilización de los medios de comunicación para difundir las Asociaciones familiares y sus objetivos.