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Congreso mundial en Australia   versione testuale
El Presidente del Dicasterio, mons. Vincenzo Paglia, interviene en el encuentro de las familias en Sydney



Se ha celebrado en Sydney, Autralia, el Séptimo Congreso Mundial de las Familias, del 15 al 18 de mayo, con «el ambicioso y urgente objetivo − dicen los promotores − de discutir sobre las áreas estratégicas que refuercen la familia a escala global".
 
Participan especialistas de diversas disciplinas y procedencia geográfica, del mundo académico, de la empresas, de la política, del derecho, de los medios, de la medicina, de la educación, de la cultura y del entretenimiento,
El Congreso Mundial para las familias fue instituido en 1997 por el doctor Allan Carlson, del Centro Howard para la Familia, la Religión y la Sociedad, en Illinois, Estados Unidos, en defensa de la familia natural.
El Presidente del Pontificio Consejo para la familia interviene en el encuentro con un mensaje, en el contexto de la Sesión: "Sanar el matrimonio y la vida familiar: la solución a los cambios sociales y económicos".
«La familia fundada sobre el matrimonio es la base de la sociedad y la escuela primaria para toda la vida social y sus objetivos», afirma mons. Paglia en su itnervención. La necesidad de la estabilidad de la familia natural − padre, madre, hijos − no es una creencia religiosa, explica el Arzobispo, una institución cristiana o impuesta por la Iglesia, sino un «hecho de vida, que no puede ser removido de lo profundo del corazón y del alma de cada ser humano».
«Estudios científicos demuestran que el matrimonio constituye un valor añadido a las personas y a la sociedad, en el matrimonio se realiza la calidad de relación de pareja, con importantes efectos positivos (de tipo biológico, psicológico, económico y social), para niños y adultos y sobre las formas de vivir juntos», continúa mons. Paglia. Aumenta, de hecho, «el impacto negativo del fracaso de las familias» en la sociedad, también desde el punto de vista económico. Ya Alexis de Tocqueville, el padre de la democracia, lo decía: «La democracia moderna necesita una familia sólida y estable». «Sin el “genoma social”, la célula fundamental de la sociedad, que constituye el primer instrumento de humanización de la persona y de la vida social, la misma existencia de la sociedad está seriamente en peligro». Por lo tanto, concluye mons. Paglia: «Estamos preocupados, porque la familia es tacada en varios frentes e incluso, de tanto en tanto, se profetiza sobre su desaparición. Pero, dado que la familia está inscrita en el corazón de los seres humanos, continuará exibiendo su vigor y su resistencia, con mucho superiores a las modas pasajeras que la retan».
 
 
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