Al final del encuentro con el mundo del trabajo en Cagliari, domingo 22 de septiembre, el Papa, dejando a un lado el texto preparado, pero que ha entregado como leído, ha tocado el corazón de todos con estas palabras:
«Luchemos todos juntos para que, en el centro de nuestra vida, este el hombre y la mujer, la familia, todos nosotros, por lo que la esperanza continúa... " No dejemos que roben nuestra esperanza". Ahora quiero terminar orando con todos vosotros, en silencio, rezando con todos vosotros, Yo diré lo que me venga del corazón, en silencio, orad conmigo: ¡"Señor Dios, míranos! Mira esta ciudad, esta Isla, Mira nuestras familias Señor, a Ti no te ha faltado el trabajo, fuiste hijo de un carpintero, y fuiste feliz.
Señor, nos falta el trabajo. Los ídolos quieren robarnos la dignidad. Los sistemas injustos quieren robarnos la esperanza.
Señor, no nos dejes solos.
Ayúdanos a que nosotros ayudemos a otros; que olvidemos un poco el egoísmo y escuchemos en el corazón "nosotros", a nuestro pueblo que quiere ir adelante.
Señor Jesús, a ti no te faltó el trabajo, danos trabajo y enséñanos a luchar por el trabajo y bendícenos a todos nosotros. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”».