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En África, la mujer es el jefe de familia, la que está en el centro de la casa, la que se ocupa de todo (el marido, los hijos, los nietos) y mantiene la unidad». Es el testimonio de Mary Joan Osunde, junto a su marido David, miembros del Pontificio Consejo para la Familia. Los cónyuges Osunde están casados desde hace 37 años y tienen siete hijos, dos hombres y cinco mujeres.
«En nuestra cultura, el matrimonio es para toda la vida. La familia es una pequeña comunidad en el seno de la comunidad. Todos viven juntos: los padres con los hijos y los nietos, con los hermanos y los primos, y los problemas se resuelven juntos. Las parejas jóvenes viven en una sola familia». Muchos jóvenes - dicen los cónyuges Osunde - sufren la influencia de la cultura occidental, a través de los medios, y tienden a imitar lo que viene de Europa. «Los jóvenes, hoy, se resisten a casarse. Pero el problema no es sólo cultural, es principalmente económico. No hay trabajo y así el matrimonio es más difícil y no se tienen hijos. Se antepone la realización personal, profesional y social, la carrera, a los afectos y a la familia. Pero el bien del individuo depende de su realización en la vida familiar. Nosotros católicos debemos testimoniar y difundir la alegría y la belleza del amor que no tiene límites, si es vivido en el amor a Jesús».
«El Papa ha dicho claramente qué y cómo la Iglesia d Cristo debe ser − interviene David −: abracémonos unos a otros, con ternura, comprensión y misericordia, para llevar la luz y el calor del amor de Jesucristo. esta es la llave de la pastoral familiar».