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Ecos del Cuerpo Diplomático   versione testuale


Con ocasión del importante discurso que el Papa Francisco pronunció el 13 de enero pasado con ocasión de la Audiencia al Cuerpo Diplomático, hemos pedido a algunos miembros de ese distinguido Cuerpo, de compartirnos algún comentario a los pasajes que se refieren a la familia y a la vida. Compartimos ahora el comentario del Señor embajador de México, Dr. Mariano Palacios Alcocer.
 
Los conceptos que sobre la familia pronunció Su Santidad el Papa Francisco durante la Audiencia al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, ocurrida el 13 de enero último, resultaron para mí particularmente satisfactorios, pues encuentro en ellos felices coincidencias que avalan la paridad de pensamiento y acción que unen a México y a la Santa Sede en este tema. La importancia que en aquellas palabras se atribuye a la familia como núcleo de nuestras sociedades, germen de la fraternidad, del espíritu de servicio y simiente de la paz, son nociones que el pueblo mexicano consagra en su idiosincrasia, tradiciones y en el devenir de su vida cotidiana, de tal forma que esos y otros valores le resultan propios e incuestionables.
 
El concepto genérico que en mi país existe sobre la “familia mexicana” es amplio e incluye en su gramática los lazos generacionales que hacen de jóvenes y viejos, hombres y mujeres, nacionales o extranjeros, parte de una misma esencia doméstica que se reúne dominicalmente en torno a la mesa para compartir con tíos, primos, hermanos y miembros de la familia extendida las alegrías y sinsabores de la jornada semanal, como simbiosis o catarsis íntima de sueños y experiencias comunes.
 
Permítaseme, sin embargo, confrontar la tradición al rigor estadístico: El reciente censo poblacional revela que esa “familia mexicana” está compuesta por 4.5 miembros en promedio, lo que demuestra que ésta se compone de padre, madre y entre dos y tres hijos por pareja. El 81% de las familias están encabezadas por hombres y el 19% por mujeres, esto implica que el modelo tradicional de madre, padre e hijos, sigue imperando en la sociedad mexicana. El hecho de que el 80% de los hijos viva en el mismo pueblo o ciudad que sus padres, es muestra fehaciente de la cohesión familiar. La mitad de los hijos y una tercera parte de las hijas, se comunican al menos telefónicamente de forma diaria con sus padres. Reafirmando el concepto de unidad y solidaridad familiar que existe en México, resulta grato constatar que en un 59.5% de las familias mexicanas conviven bajo el mismo techo tres generaciones (abuelos, padres e hijos), un 32.7% de los hogares tienen convivencia de dos generaciones (padres e hijos) y en solo el 5.7% de las familias vive una generación.
 
A pesar de lo anterior, las presiones económicas, el desempleo y otras causas, contribuyen en muchos casos a la inevitable desintegración familiar o presentan retos complejos a la subsistencia de este concepto de “familia mexicana” que debe evolucionar sin perder su esencia. El creciente involucramiento de la mujer en el trabajo profesional resulta paradoxal, pues el 62.6% de las personas opinan que la mujer no debe trabajar fuera de casa mientras tiene niños pequeños, en la ciudad el 48% de las personas opinaron lo mismo. Así, se hace necesario que iniciativas pública y privadas creen condiciones para que la vocación de madre y la vocación profesional sean compatibles. Paralelamente, se estima que existen 5.2 millones de madres solas: 44% son viudas, 25% separadas, 22% solteras y 9% divorciadas. Estas mujeres desempeñan el complejo papel de madre y padre además de ser proveedoras y educadoras. Por ello, en México deben crearse políticas públicas que apoyen a éstas mujeres que en ocasiones desempeñan su papel con verdadero heroísmo.
 
Un análisis detallado de los retos que enfrenta “la familia mexicana” y en diferente medida la familia en general, incluiría factores tan diversos como la violencia intrafamiliar, problemas económicos, desintegración familiar, el desempleo, la migración y otros fenómenos cuyas consecuencias sobrepasan el objetivo de estas líneas. Baste señalar que, como bien apunta Su Santidad, la mayor fortaleza de la familia, debe ser la cohesión y solidaridad que existe entre todos sus miembros. Como apunta la tradición, los mexicanos se desarrollan en familia. El reto consiste en lograr una mayor convivencia y comunicación para que juntos y solidariamente se superen los conflictos naturales de la convivencia, de la incorporación de la mujer al campo laboral con equidad y para proyectar una mayor cohesión y compenetración entre los miembros de la familia y de las familias entre sí para consolidar el México del siglo XXI.
 
Dr. Mariano Palacios Alcocer
Embajador Plenipotenciario de México ante la Santa Sede
 
 
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