“Más allá de la Creación que sufre y gime, es la misma familia humana la que sufre por el hambre, la desertificación, los cambios climáticos, la contaminación del aire, del agua y del suelo, y teme por su futuro” dijo monseñor Vincenzo Paglia, presidente del Pontificio Consejo para la Familia, en la apertura del evento. Una invitación a difundir “la conciencia de una responsabilidad común para la familia humana y para el mundo, casa común confiada al cuidado de todos” ha sido lanzada por el Papa Francisco quien ha enviado un mensaje en el que dice estar convencido de que “la familia, defensora privilegiada del don de la vida, es también lugar fundamental de educación y de respeto por el gran don de la Creación”.

 

La necesidad de “liberarnos de todos los lastres que no nos permiten vivir en armonía con la Creación” fue el argumento tratado por Alonso Cauteruccio, presidente de Greenaccord; mientras que la exigencia de reforzar la ética ambiental, aproximándola al ethos cristiano, fue subrayada por el obispo metropolitano de Helsinki, Ambrosius: “Una sólida ética ambiental no es suficiente, también necesitamos un marco de espiritualidad ambiental que acompañe nuestro plan de acción”. Según Luigino Bruni, economista de la universidad LUMSA de Roma, “nosotros estamos acostumbrados a consumir todo lo que tenemos demasiado rápido, sin darnos el tiempo necesario para utilizar en su totalidad todo lo que adquirimos y utilizamos. Un análisis compartido por Jeffrey Sachs, director del Earth Institute de la Columbia University, quien ha subrayado la necesidad de ir hacia un nuevo sistema energético que conduzca a una menor producción de anhídrido carbónico, de difundir sistemas agrícolas capaces de tutelar los ecosistemas terrestres y de educar a los jóvenes de todo el mundo. “Los ciudadanos- explicó Leonardo Becchetti, docente de Economía política en la Universidad de Tor Vergata de Roma- deben convertirse en protagonistas usando los instrumentos que ya existen para construir una economía a escala humana: podemos elegir qué consumir y a quién confiar la gestión del dinero que ahorramos”.

 

Para Gary Gadner, director de investigaciones del Worldwatch Institute, la familia, “Iglesia domestica y centro de la formación individual”, puede ofrecer su contribución para salir de la creciente crisis ecológica en cuanto “lugar natural en el cual difundir una nueva cultura ambiental a las nuevas generaciones”. La importancia de la sobriedad y de la renuncia “para una vida rica y armoniosa con la creación” son las ideas destacadas por el padre Guido Innocenzo Gragano, monje camaldulense de San Gregorio al Celio. “La salvaguardia de la Creación y el consiguiente papel de protección por parte de las familias tendrán el derecho de entrar a formar parte del Sínodo” afirmó el secretario general del Sínodo de los Obispos, el cardenal Lorenzo Baldisseri, al concluir la Jornada de estudio. Un encuentro, el del sábado, que para el purpurado ha permitido observar a la familia desde un “perspectiva especial”, atribuyéndole un rol fundamental para reconsiderar el desarrollo, evitar los desastres ecológicos y humanos y crear perspectivas de progreso para las generaciones futuras”.