“Nací como un ginecólogo de la muerte. Hacía nacer a tantos niños, pero también mataba a muchos otros. Después, un día, algo cambió. Y hace algunos meses he entregado al Papa Francisco los instrumentos quirúrgicos con los cuales practicaba los abortos”. Así lo dijo Antonio María Oriente, médico de la Asociación italiana de ginecólogos y obstetras católicos, en una conferencia, el sábado 3 de mayo, en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum de Roma, durante el Congreso nacional médico-jurídico sobre el tema: “Dale un chance a cada vida”, que se realizó en la vigilia de la Marcha por la Vida que tuvo lugar al día siguiente. Sobre la “anticoncepción de emergencia” habló Bruno Mozzanega, ginecólogo de la Clínica obstétrica y ginecológica de Padua: “Las leyes, desde la que instituyó a los consultores hasta la 194, afirman tutelar la vida desde su comienzo pero al final no lo hacen” A propósito de la utilización de la anticoncepción de emergencia en caso de agresión sexual habló María Luisa Di Pietro, médico bioeticista de la Universidad Católica: “En caso de una agresión sexual no hay un acto de amor, incluso si se da entre los cónyuges, y no hay un libre consenso porque se trata de un acto impuesto”. Sin embargo, también en el caso de una agresión “es mejor abstenerse de la suministración de la píldora. Si veo que algo se mueve detrás de un matorral y no se si se trata de un niño o de un conejo, siempre es mejor no disparar”. Más bien, afirmó Di Pietro, sería mejor “intervenir con penas severas para evitar toda forma de abuso sobre la mujer, no renunciar jamás a la educación al respeto del otro y a la belleza de la sexualidad humana, en fin, acompañar a la mujer en el dolor y en el sufrimiento de una experiencia inhumana que la ha ofendido en cuerpo y alma”. En este contexto fue presentada la Asociación “Es vida” que reúne una realidad comprometida en el debate cultura y jurídico de la defensa de la vida y de la familia.