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¡Qué hermoso tener una familia!
En la rueda de prensa, se presentaron las iniciativas del XXX Aniversario de la Carta de los Derechos de la Familia



«Hemos querido que el Pontificio Consejo para la Familia saliera del recinto de las comunicaciones intra-eclesiales, y pusiera atención en el tema de la familia, que afecta a todos, tanto como la paz». Comenzó así Mons. Vincenzo Paglia, Presidente del PCF, durante la rueda de prensa en la Sala Stampa de la Santa Sede, este 20 de septiembre, para presentar las iniciativas - en particular, el encuentro de trabajo de los juristas internacionales sobre el tema "Los derechos de la Familia y los desafíos del mundo contemporáneo", recién concluido en la Universidad Pontificia Urbaniana - en el XXXº Aniversario de la Carta de los Derechos de la Familia, por el Dicasterio, y en nombre del Sínodo de los Obispos de 1983, reeditada este año por la Librería Editrice Vaticana en cinco lenguas (italiano, inglés, español, francés, portugués).
 
«La importancia de la Carta no está en haber inventado nuevos principios, sino en haber presentado en síntesis orgánica con un lenguaje técnico-jurídico los principios de la tradición cristiana, para proponer en jurisprudencia a la comunidad internacional y a toda la Iglesia, porque aquellos principios siguen siendo válidos también hoy», ha dicho Mons, Paglia.
El Arzobispo recordó muchos valores que siguen siendo universalmente válidos: el derecho de los menores a ser protegidos de la invasión de las nuevas tecnologías y sobre todo, de las redes sociales; La oportunidad de crear lazos de unión entre las familias, para defender mejor los derechos de la familia como sujeto jurídico-autónomo, no reducido a los miembros que la componen; la ayuda económica de parte del Estado en caso de desempleo de los cónyuges y dificultad para sostener a la familia; el derecho a una retribución digna y suficiente para mantener a todos los hijos garantizando sus derechos fundamentales, incluso la educación; el derecho a tener un hogar digno y adaptado al número de sus miembros; el reconocimiento del trabajo domestico de las mujeres y de políticas que concilien el trabajo fuera de casa con la vida de la familia. «Son valores y principios que no pueden ser sólo palabras bonitas sino que deben convertirse por completo en derechos aplicables», ha afirmado el Presidente del Dicasterio, quien también ha mostrado uno de los dibujos de los niños de las escuelas primarias italianas, invitados a dibujar los artículos de la Carta (desde esta semana, el sitio presenta uno cada dos semanas). En concreto, dos diseños; en el primero, el pequeño artista comenta; «Sí, es hermoso tener una casa», en el otro, a quien está fuera de casa, se le dice; «Venid, podemos acogerlos». «Pero de esta familia no se habla. Sin embargo, es la que en momentos de crisis mantiene en pie un país», ha concluido Mons, Paglia, que ha recordado también el próximo evento del Dicasterio: La Peregrinación de las Familias a la Tumba de San Pedro, el 26 y 27 del próximo mes de octubre.
 
En los últimos años, ha ocurrido «un cambio radical: se ha puesto en discusión no solo la viabilidad de la familia desde una concepción cristiana, sino incluso su validez. La familia era un edificio sólido, que la cultura contemporánea ha desmontado en muchos trozos, usados para diversas construcciones. Hay muchos trozos, pero no hay un edificio»: ha intervenido el Cardenal Francesco Coccopalmerio, Presidente del Pontificio para los Textos Legislativos. «Es necesaria una reflexión y una profundización de la antropología de la persona y de sus dones, para hacer comprender la doctrina cristiana del matrimonio y de la familia de modo que sean compartidos también con quienes no comparten nuestra fe». En realidad, puede suceder, ha dicho el Cardenal, que «también quien no cree en Dios, crea en el camino de humanización y en los principios de la doctrina cristiana».
 
«Hay una desinstitucionalización de la familia y del papel de la mujer en el matrimonio», ha afirmado la profesora Helen Alvaré, Docente de Derecho de la Familia en la Universidad George Mason en Washington. En las políticas sociales, la igualdad de los derechos es a menudo interpretada como una "de-feminización" de las mujeres. Las cuestión, por ejemplo, es la de «garantizar a las mujeres casadas y con hijos su ingreso y participación en el ámbito laboral, igual que los hombres sin hijos, sin la imposición de las normas y formas de estos». En la crisis que vive la familia, para Alvaré, «la Iglesia católica tiene una gran oportunidad, y grandes recursos - incluso la carta de los Derechos de la Familia - para reafirmar los valores del matrimonio como unión indisoluble entre un hombre y una mujer, y cuyo interés principal debe continuar». La Iglesia católica, por lo tanto - declara Alvaré – es «testimonio creíble de humanidad, de caridad, de amor, de promoción del papel de la mujer y de la familia».
 
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