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De parte de la familia
Los obispos de la región Piamonte-Valle de Aosta, en visita ad limina al Ministerio



El Pontificio Consejo para la familia ha acogido a los Obispos de las 17 Diócesis del Piamonte y del Valle de Aosta en Visita ad limina, el pasado 6 de mayo. Estaban presentes 13 prelados. Después de un informal y cordial momento de acogida y saludo, S.E. Mons. Paglia les dio la bienvenida, subrayando como primer aspecto el deseo de escuchar de los Obispos noticias y valoraciones sobre la pastoral de la fmailia y de la vida en sus regiones.
 
En nombre de todos tomó la palabra S.E. Mons. Cesare Nosiglia, Arzobispo de Turín y Presidente de la Conferencia Episcopal del Piamonte y Valle de Aosta, que ha subrayado que la familia es fundamental y decisiva en muchos sectores y no sólo en el pastoral, sino también en el civil, cultural y político. A pesar de eso, está sujeta a influjos negativos que intentan configurar elecciones dañinas, ya aplicadas en diversos países europeos. Sobre las muchas dificultades que está viviendo la familia − separaciones, divorcios, convivencias, abandonos, violencias de varios tipos; la resistencia de muchos jóvenes a casarse, prefiriendo otras formas de no-familia − dificultades de cara a la vida cristiana, pero también concernientes a los problemas concretos, como el trabajo, la casa, la concepción y educación de los hijos, la crisis económica y las perspectivas futuras, los Obispos de Piamonte habían hablado, esa misma mañana, en el encuentro con el Santo Padre, encontrando en el Papa Francisco gran atención y sensibilidad a las acciones pastorales de las Iglesias, así como a la búsqueda de itinerarios pastorales adecuados que restauren la confianza en la Iglesia según lo que ya habían indicado los anteriores pontífices, de forma especial Juan Pablo II. Las palabras de Papa Wojtyla: «Exhorto vivamente a los pastores y a toda la comunidad de los fieles para que ayuden a los divorciados, procurando con solícita caridad a que no se consideren separados de la Iglesia, pudiendo y aun debiendo, en cuanto bautizados, participar en su vida. Se les exhorte a escuchar la Palabra de Dios, a frecuentar el sacrificio de la Misa, a perseverar en la oración, a incrementar las obras de caridad y las iniciativas de la comunidad a favor de la justicia, a educar a los hijos en la fe cristiana, a cultivar el espíritu y las obras de penitencia para implorar de este modo, día a día, la gracia de Dios. La Iglesia rece por ellos, los anime, se presente como madre misericordiosa, y así los sostenga en la fe y en la esperanza. La Iglesia, fundándose en la Sagrada Escritura, reafirma su praxis de no admitir a la comunión eucarística a los divorciados que se casan otra vez. (...) La Iglesia está firmemente convencida de que también quienes se han alejado del mandato del Señor y viven en tal situación pueden obtener de Dios la gracia de la conversión y de la salvación si perseveran en la oración, en la penitencia y en la caridad» ("Familiaris Consortio" 84). La actitud de la Iglesia,escribe también Juan Pablo II en "Reconciliatio et poenitentia" (34), aplica «la coexistencia y la mutua influencia de dos principios, igualmente importantes, ante estos casos. El primero es el principio de la compasión y de la misericordia, por el que la Iglesia, (...) trata siempre de ofrecer, en la medida en que le es posible, el camino del retorno a Dios y de la reconciliación con Él. El otro es el principio de la verdad y de la coherencia, por el cual la Iglesia no acepta llamar bien al mal y mal al bien. Basándose en estos dos principios complementarios, la Iglesia desea invitar a sus hijos, que se encuentran en estas situaciones dolorosas, a acercarse a la misericordia divina por otros caminos, pero no por el de los Sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía, hasta que no hayan alcanzado las disposiciones requeridas».


Junto a situaciones problemáticas, en las comunidades eclesiales del Piamonte hay también elementos significativos como el que diversas parejas que conviven -que consideran su estado como una forma de noviazgo-, nos piden prepararse para el sacramento del matrimonio. La atención de la Iglesia debería prever estas situaciones con una seria y profunda educación remota al amor a los adolescentes, que acompañe la delicada e importante etapa de la iniciación cristiana, que ha llevado a los obispos del Piamonte a hacer una opción fuerte y compartida con la publicación de la Nota pastoral "De parte de los pequeños". La Nota pastoral utiliza una metáfora usada por los que se ocupan de la pastoral familiar, la casa de los tres pisos. El primero es la fase preparatoria, «tiene la misión de orientar y motivar a los padres a una elección responsable del bautismo del hijo». El segundo piso va desde la celebración bautismal hasta los tres años, «para el niño es la etapa mejor para el desarrollo del sentido religioso». El tercer piso, de los cuatro a los seis años, «es preciso dar mayor espacio en la familia a la narración bíblica, a la oración, a una primera formación moral». Otras metáforas están presentes en la carta, el puente de tres arcos de los cuales la pastoral bautismal representa el primero, «todos fundamentales». La segunda es la catequesis parroquial (7-12 años), la tercera es mistagógica, «puede alargarse hasta los 16-18 años y concluye con una solemne profesión de fe y de compromiso eclesial».
 
Es una opinión compartida por los Obispos que el futuro depende verdaderamente de la familia. En este sentido, la pastoral familiar no puede ser simplemente un sector, sino la clave interpretativa de toda la vida de la comunidad cristiana: en la familia, de hecho, están todos los sujetos, los temas, los tiempos y los desafíos. Se descubre entonces el servicio radical que la familia puede ofrecer con nuevos ministerios en este milenio a la comunidad cristiana y a toda la sociedad. Ante los jóvenes, sobre todo, la acción pastoral debe intentar superar la imagen de una Iglesia que dice sólo "no" y prohibiciones, sino como una comunidad rica en "sí" y en oportunidades de crecimiento verdadero.
Sobre la omnipresencia de los temas ideológicos como el del "género" y de la homosexualidad, ha intervenido S.E. Mons. Laffitte, Secretario del PCF y Consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que ha recordado los textos fundamentales de la doctrina católica (“Persona Humana” de 1975 y “La pastoral de las personas con tendencia homosexual” de 1986) y algunas palabras positivas con las cuales marcar la educación de todos: la conversión del corazón, la castidad y la pureza, la ayuda de la gracia; siempre con una actitud respetuosa y coherente.
 
El primero video de la entrevista a mons. Cesare Nosiglia
 
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